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miércoles, mayo 15, 2024

Con Trujillo el nacionalista y Haití en la memoria

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Rafael Trujillo, el tirano, muy nacionalista él, ordenó y logró que sus lacayos civiles y militares, asesinaran a miles haitianos. A cuchilladas, machetazos, pistoletazos. Era octubre de 1937. Y eran tiempos de reelección presidencial.

La causa de tal genocidio fue el racismo que instigaron esos mismos lacayos del tirano, molestos muchos de ellos, porque los haitianos andaban metidos en negocios, haciendo

circular el gourde junto con el peso oro. Y algunos, dicen, sin que haya registros, robaban chivos y vacas en los linderos dominicanos de la frontera con Haití.

A esos malditos negros había que matarlos, además, porque eran negros. Y porque cantaban y bailaban a la medianoche, a ritmo de vudú. Y nada de eso era castizo ni cristiano.

Existió, sin embargo, un coronel formado en el ejército haitiano que, durante el gobierno de 22 años de los haitianos en la parte española de la isla, formó un complot y tienda aparte.

Ese coronel del ejército haitiano que, un día fue hecho general de su propio de gobierno, se llamó Juan Pablo Duarte.

Para llegar a general, Duarte, primero fue funcionario del ayuntamiento haitiano de Santo Domingo, cogobernando con sus similares haitianos, con quienes también compartía los

sentimientos reformadores de la sociedad haitiana. Y utilizando los caballos y otros útiles puestos a disposición de sus funciones, recorría el país, reclutando gentes para formar su

complot. Hasta a la finca de los Santana, en El Seibo, se llegó en su afán de buscar seguidores. De los mellizos Santana, Pedro no lo recibió. Pero Ramón, por mediación de uno ya reclutado, llamado Francisco del Rosario Sánchez, recibió a Duarte, y Ramón fue reclutado también.

En sus afanes de complotador, Duarte llegó a reunir y disponer también de un pelotón de varios negros haitianos, a quienes congregó en los predios del batey San Luis.

Llegó el éxito del complot. Y el ya General Duarte, fue enviado por su Gobierno a los alrededores de Azua y Baní, para motivar a que aquel Pedro, ahora comandante de tropas para confrontar a los militares haitianos, tampoco fue acogido de buen gusto. Porque lo de Pedro (Santana) no era combatir a los haitianos. Eran sus anhelos los franceses y los españoles.

El General Duarte fue retirado de las cercanías de Azua y Baní, y de Pedro Santana. Y retornado a la capital, donde había otro tipo de complot montado sobre el descreimiento del propósito del General Duarte: anexarle a Francia la Bahía de

Samaná y anexarle todo a España.

Así eran los nacionalistas de antaño. Igual al nacionalista Trujillo.

Ahora día, también tenemos nacionalistas en la política.

¿Será cierto que estos nacionalistas quieren una Patria independiente de todo poder extranjero?

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