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lunes, mayo 6, 2024

La patana que me salvó la vida

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Voy a contar tres hechos que me ayudan a estar cerca de cumplir 82 años y, claro, debo agradecer estar vivo…Desde 1959, ya con 18 años, estuve participando clandestinamente en el Movimiento Revolucionario 14 de Junio y el Movimiento Popular Dominicano.

Muchos de mis compañeros desaparecieron, fueron asesinados o marcharon al exilio, como me tocó a mí. Quiero destacar que en ocasiones hay circunstancias que me han favorecido mientras estuve activo políticamente y estoy seguro que personajes, como Fafa Taveras, por ejemplo, pueden dar testimonios parecidos.

No me estoy comparando. Fafa fue comandante general de las actividades militares en la Guerra de Abril de 1965. Mi rol en ese acontecimiento fue de mucho menor nivel. Fui comandante del comando Los Mocanos y  responsable  del custodio de los soldados que se rindieron tras el pueblo asaltar la Fortaleza Ozama.

Fafa además de haber sido torturado en la horrible cárcel de  «La 40» durante el trujillismo. Fue prisionero  por varios años del período más represivo del gobierno de  Joaquín Balaguer. Yo en cambio solo duré un año preso (de feb de 1971 a febrero de 1972) y luego fui deportado a Europa.

El día 24 de abril de 1965 alrededor de 1 pm me encontraba en la casa de doña Marina de Bujosa, madre del chino Bujosa y de Sagrada quien fue la esposa del inolvidable y valiente Amaury Germán Aristy.

Estaba con otros compañeros preparándonos para asistir a la boda de Amín Abel que se casaba esa noche con Mirna Santos y escuchábamos (cuando iniciábamos la marcha hacia Puerto Plata donde se celebró la  ceremonia) el programa «Tribuna Democrática» que dirigía José Francisco Peña Gómez.

Con  voz vibrante del líder perredeista anuncia que los oficiales Peña Taveras, Juan Lora Fernández y otros habían hecho prisionero al Estado Mayor de las Fuerzas Armadas del gobierno dirigido por Donald Read Cabral, en demanda de reponer al presidente Juan Bosch desplazado del poder el 25 de septiembre del 1963.

El fracaso en todos los órdenes, económicos y sociales maduraron las condiciones para la revuelta y al escuchar aquello, nos lanzamos a las calles en respaldo de esa acción y fui de los que me dirigí hacia el Palacio Nacional desde la calle Santomé con la Arzobispo Nouel, vía la calle Moisés García.

Yo conocía bien la zona porque la madre de Hamlet Hermann tenía una pensión en su casa frente al Palacio Nacional, donde vivía en una habitación desde 1962. Ahí cultive amistad con este cuando regresó de Estados Unidos junto a Carmen Rita su esposa y tres hijos. También conocí a Yaqui Núñez Del Risco, Caonabo Javier Castillo y otros francomacorisanos que eran inquilinos.

En la alegría que en la gran mayoría del país provocó alegría y respaldo a ese acontecimiento se desató obviamente la defensa militar de la zona del Palacio Nacional y yo pude ser  una  de las víctimas de las balas calibre 50 disparadas desde aviones P 51.

Presencié como caía, ahogada por su propia sangre,  una persona a unos metros delante. Ante el ataque observé una patana estacionada a mi izquierda cuyo conductor me permitió meterme debajo chassis entre los cuatro neumáticos traseros para cubrirme de las balas que vi impactar en el pavimento y las casas, hasta que los aviones dejaron de disparar y entonces respire profundamente y acudí a refugiarme.

continuará…

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