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martes, mayo 7, 2024

¿Gozo de ser dominicano?

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Recientemente, una articulista escribió varias parrafadas en las que pondera y considera, que debemos sentirnos gozosos de nuestro gentilicio dominicano. En términos exclamativos, se refirió a lo que dice el encabezado de este artículo.

Cuando uno se siente gozoso o goza con el disfrute de la consecución o el disfrute de algo material o espiritual, se supone, debe sentirse complacido. Gozar como dominicano, es una cosa; pero gozarse de serlo-a mi criterio-, es otra. Y, lamento repetir una vez más: soy dominicano pero no estoy satisfecho. Es decir, no he sentido el disfrute de serlo.

Cuando Luis Abinader discurseó en las Naciones Unidas, en declaraciones aparte, dijo que deberíamos sentirnos orgullosos de ser dominicanos. En la ocasión, elaboré un artículo argumentando lo contrario. Me siento orgulloso de la calidez y belleza de nuestra tierra, y de la gente de valores; pero no así, de los farsantes chauvinistas que se precian de ser idóneos compatriotas.

En el 178 aniversario de la que llaman nuestra Independencia Nacional (que no es más que la separación de Haití), no me siento orondo de los que, hasta ahora, en lo político, conforman nuestra dominicanidad. Aunque no abjuro ni reniego de mis hontanares u orígenes.

De ninguna manera, la exclusión, las injusticias ni el maltrato, deviene en gozo. Muchos me llamaran traidor. Pero quiero establecer que nadie que sea sensato y se respete, debe sentirse exultante de compartir la nacionalidad con bandidos políticos que, tal parece, son nuestra “marca país”.

Aunque estoy consciente de que muchos, en mi sector, el periodístico,  asumen actitudes abyectas como entregados ancilares. Esa abyección y servilismo también “distingue” a quienes se consideran notables.

Uno no quiere un homenaje ni una medalla al mérito, pero no es justo que gente honestas, coherentes, que ha avanzado sin apoyo oficial alguno, y rechaza la delincuencia; no tenga oportunidad en su tierra. Realmente, carecemos de “habilidades” para competir.

No se avizora un cambio cultural; una tarea que a veces requiere hasta de violencia. Mientras en República Dominicana no se respete la decencia, la verticalidad y la coherencia como se debe, no siento el gozo de ser dominicano.

 El autor es periodista, miembro del CDP en Nueva York, donde reside.

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