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lunes, mayo 6, 2024

Ética de las relaciones públicas

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Los desafíos sistémicos globales provenientes de la cuarta revolución industrial y los efectos globales sanitarios, sociales y económicos derivados de la pandemia COVID-19, han vuelto a colocar la ética en el centro del accionar humano, en el quehacer corporativo, así como en las decisiones y actuaciones de los gobiernos.

Como se sabe, la ética aborda la moral y determina cómo deben actuar los miembros de una sociedad. Entiéndase, los ciudadanos, los gobiernos, las empresas, las instituciones y las marcas.

Es decir, la ética estudia la conducta humana, ​​lo correcto y lo incorrecto, ​​ lo bueno y lo malo, ​la moral, ​ el buen vivir y el deber. En definitiva, la ética es sinónimo de hacer lo correcto, de actuar con transparencia y de construir el bien común.

El macroentorno actual está demandando una mayor presencia de la ética en el accionar profesional, político, ciudadano y corporativo. Actuar éticamente, en todo momento, lugar y circunstancia, es una cualidad de alto valor agregado.

Previo a la revolución tecnológica actual y a la pandemia COVID-19, las decisiones y actuaciones de los gobiernos, las empresas, las instituciones y las marcas eran menos vigiladas por parte de los ciudadanos.

Hoy, los grupos estratégicos y de interés cuentan con diversos mecanismos para monitorear la trasparencia y el quehacer de las organizaciones a las que pertenecen o con las que mantienen algún tipo de relación.

No son pocos los gobiernos, las empresas, las instituciones y las marcas que fingen ser sujetos éticos y socialmente responsables.

En los últimos tiempos, muchos de los activos intangibles de organizaciones y marcas emblemáticas, se han visto afectados por el simple hecho de éstas haber actuado al margen de determinados principios éticos y perjudicar aspectos del bien común.

En la realidad actual, no es recomendable emplear estrategias y actividades de relaciones públicas para ocultar lo mal hecho. Los ciudadanos valoran a los gobiernos, a las empresas, a las instituciones y a las marcas que piensan, deciden, actúan y hablan de manera ética.

La presencia de la ética en la gestión de las relaciones públicas, implica que los gobiernos, las organizaciones y las marcas no mienten, no engañan, no manipulan y no estafan a sus grupos estratégicos y de interés.

Por el contrario, cuidan sus intereses y siempre les dicen la verdad. Los grupos estratégicos son las personas físicas o jurídicas con capacidad para afectar directamente el desempeño total de los gobiernos, de las empresas, de las instituciones y de las marcas. Mientras que los de interés pueden llegar afectar indirectamente el desempeño parcial de las instancias mencionadas.

Un ejemplo fehaciente de falta de ética en las relaciones públicas, es la imagen pública de doble moral que pretenden mantener las principales marcas que participan en el mercado financiero dominicano, con respecto al comportamiento socioeconómico que caracteriza el accionar de sus Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), las cuales operan como unidades de negocios ancladas a los bancos: AFP Crecer (Scotiabank), Popular (Banco Popular), Reservas (Banreservas), Siembra (BHD León) y la Romana

Los dueños de las AFP dominicanas, entiéndase los bancos comerciales, por un lado, intentan mostrarse como ciudadanos corporativos éticos y socialmente responsables, mientras que por el otro, niegan derechos fundamentales a los afiliados del Sistema Dominicano de Seguridad Social, los cuales han sido obligados a guardar los ahorros correspondientes a sus pensiones en las mal llamadas cuentas de capitalización individual.

Es antiético emplear las relaciones públicas para aparentar lo que en realidad no se es. Los principios éticos y la transparencia, son factores de alto valor agregado para consolidar y concretar la reputación, la credibilidad, la confianza, el capital relacional y la imagen pública, alrededor de los gobiernos, las empresas, las instituciones y las marcas.

En resumen, el ejercicio ético de las relaciones públicas implica, entre otras acciones:

·     Predicar con el ejemplo.

·     Visibilizar los logros alcanzados a través de buenas prácticas comunicacionales.

·     Promover la cultura de la ética y la transparencia.

·     Fomentar el vínculo sano y colaborativo.

·     Revalorizar y priorizar el factor humano por encima de todo.

·     Impulsar el respeto y la buena convivencia con los recursos naturales no renovables.

·     Aplicar relaciones de puente, no de muro.

·     Fomentar y visibilizar el hacer lo correcto siempre.

·     Saber dar la cara en todo momento, lugar y circunstancia.

·     Lograr el permiso o licencia social, al margen de la manipulación y el engaño.   

·     Mantener la coherencia y consistencia entre el ser y el parecer.

·     Definir y proyectar perfiles de imagen pública, sin la necesidad de comprar favores a los ejecutivos y editores de los medios de comunicación.

En conclusión, la ética, la transparencia y la solidaridad sincera han estado ausentes en las estrategias y actividades de las relaciones públicas que siempre han planificado, gestionado y controlado los creadores, sustentadores y beneficiados de las mal vistas AFP.

 

 

 

 

 

 

 

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