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jueves, mayo 2, 2024

El imperio de la ley

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Las investigaciones sobre   los actos de corrupción cometidos en el país durante los últimos 16 años desbordan el Ministerio Público, que no tiene los recursos económicos, ni el personal suficiente, profesional y bien formados técnicamente, para investigar y someter a la justicia a todos los involucrados.
Durante esos 16 años, principalmente, la ley fue letra muerta. Los gobiernos del PLD se burlaron de la Constitución y de las leyes para saquear impunemente los recursos del Estado, convirtiéndose en una organización hegemónica que controlaba todos los poderes del del Estado, incluyendo los fácticos. Para los peledeístas no hubo consecuencias. Podían hacer y deshacer libremente sin ser tocados, hasta ahora que existe una voluntad política, una decisión de terminar con la corrupción, sometiendo a la justicia y llevando al banquillo de los acusados a los responsables.
Si el Ministerio Público tuviera los recursos económicos y los fiscales sin ataduras políticas, no habría cárcel donde meter a tanta gente; las medidas de coerción variarían entre prisión, cárcel domiciliaria, impedimento de salida, garantía económica, y finalmente, prisión en Najayo, porque la mayoría de los expedientes serían declarados complejos. Las evidencias, que son las que hablan, serían abrumadoras, irrefutables y por lo tanto irrebatibles.
Muchos exdirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, que ocuparon cargos importantes, no resisten ni siquiera una “auditoria visual” por la cantidad de dinero, propiedades, a su nombre y a nombre de testaferros (los llamados “prestanombres”, que bien pueden ser identificados en investigaciones serias y profundas).
Es necesario continuar con la profilaxis social, terminar con los altos niveles de corrupción que aún persisten en nuestro país, porque, debo decir, no creo que ese flagelo haya terminado, que el cáncer haya sido extirpado. Continúan pues, las “indelicadezas” de muchos funcionarios durante el presente gobierno, claro, en mucho menos medida gracias a la actitud del presidente Luís Abinader y del Ministerio Público que encabeza Mirian Germán, que han demostrado trabajo, capacidad y honestidad en el ejercicio de sus funciones.
Hay que continuar el trabajo de investigación de los hechos de corrupción, sin miedo a las amenazas y al chantaje del PLD. No hay por qué temer, el pueblo apoya al gobierno y al Ministerio Público. Esos son vientos que no tumban cocos; esas brisas no se convertirán en ciclón capaz de hacerle daño al gobierno que avanza firma hacia una sociedad más justa y equilibrada donde el imperio de la ley tenga serias consecuencias para quienes la violen sin importar abolengo ni prosapia.
En ese sentido, tanto el presidente Abinader, en su condición de jefe de Estado, como el Congreso, como primer poder del Estado, y el Ministerio Público, como garante de la sociedad, tienen que continuar, con un espíritu de cuerpo, defendiendo y protegiendo los recursos públicos, que no le pertenecen a un grupo de sinvergüenzas, sino el pueblo dominicano. Dijo en una ocasión Licelott Marte de Barrios, siendo presidenta de la Cámara de Cuentas, que con lo que habían robado en el país, se podía construir otro país, más próspero y seguro.
Hay que investigar algunos expedientes bien a fondo, como el de Punta Catalina, las llamadas “visitas sorpresas”, donde hay un desfalco de miles de millones de pesos, como en las Edes, etc. (Qué no se quede nadie sin bailar. El que la hizo que la pague, no importa el nombre, la posición económica, ni el partido al que pertenezca. La ley se hizo para todos, sin excepciones)
El país fue convertido en un lupanar durante los últimos 16 años del PLD: éramos una especie de “Sodoma y Gomorra”; drogas, prostitución, lavado de activos, orgías y corrupción rampante, sin ley ni orden. El tráfico de drogas era casi legal. Los puntos de drogas fueron calculados en más de cien mil. Las bancas de apuestas proliferaron en todas las esquinas. Combatir esos niveles de depravación no era ni es fácil. El PLD creó una sociedad de ludópatas y de adictos a las distintas drogas y alucinógenos. (En lo que va de gestión del presidente Abinader, las estadísticas dicen que se han decomisado 2.2 toneladas de drogas cada mes, para un total de 73 toneladas, al igual que armas, embarcaciones, naves y cientos de apresados y sometidos a la justicia.  Los números hablan por sí solos. Hay que meterles manos a los juegos de azar donde también el PLD tenía una mafia.
Señores y señoras: este país era un prostíbulo manos del PLD.  Peses a las evidencias que prueban todas sus fechorías, esa gente tiene la cara dura para denunciar que se trata de una persecución política, porque los “niños cantores de Viena”, que no rompen un plato, se sienten amenazados por el Ministerio Público y por el gobierno que no están haciendo más que salvar el país del saqueo, del robo y de la delincuencia vulgar a que fue sometido durante 16 años, donde los valores éticos y morales eran verdes, y se los comieron los burros.
Si queremos salvar el país, si queremos rescatar la fe y la confianza de la gente en los partidos y en los políticos, es necesario hacer cambios radicales y transformadores en la justicia instaurando un régimen de consecuencias, es decir, imponiendo el imperio de la  ley para todos y cada uno de los ciudadanos, “sin injusticia ni sin privilegios”.

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