Raúl Alejandro Girón Jiménez, mayor de la Armada Dominicana, merece junto a su familia, protección de los organismos de seguridad del Estado, luego que delatara ante la jueza Kenya Romero el entramado corrupto que presuntamente lideraba el general Adam Cáceres.
Las palabras del oficial, su verdad, exponiendo con detalles el modus operandi de este entramado que, según el Ministerio Público, sustrajo del erario más de tres mil millones de pesos, han sacudido el ambiente judicial.
El propio Girón Jiménez comunicó que teme por su vida y la de sus allegados, por lo que solicitó protección a las autoridades, porque según sus palabras el general Adán Cáceres tiene muchos militares leales, que podrían atentar contra su vida.
“Yo sé del peligro que representa estar aquí diciendo esto”, dijo con pleno conocimiento de la caja de pandora que estaba destapando. Sin temor y con claridad citó los nombres de las personas que cree podrían atentar contra su vida.
Las cárceles dominicanas no son seguras para nadie. No es extraño que en este país personas, bajo la custodia de las autoridades carcelaria, hayan, extrañamente, aparecidos muertas. No son uno ni dos los casos en este sentido.
Es más: de tribunales del país se han sustraído expedientes. Se han quemado cárceles, como ocurrió en Higüey el 6 de marzo del 2005 donde perdieron la vida decenas de reclusos, enere ellos varios acusados de violar sexualmente a menores de edad en el Hogar del Niño San Francisco, un orfanato regenteado por la Iglesia Católica.
Por eso, no es ociosa la petición a las autoridades del mayor Girón Jiménez.
