El presidente Luis Abinader ya escogió a quien será su acompañante en la carrera por la reelección. Era como una verdad sabida que Abinader en sus aspiraciones, seguiría en compañía de la señora Raquel Peña.
Y así ocurrió. La actual vicepresidenta de la República, como el Presidente, quieren seguir juntos. Y para ello disponen del apoyo de 20 grupos políticos, conjugados en el suyo propio, el Partido Revolucionario Moderno (PRM).
A todas luces, no hay nada que objetarle a tal escogencia. “Nuestra querida Vicepresidenta” fue la frase con que Abinader hizo el anuncio. Y Raquel fue vista en ese acto en que también estaba presente, sonriente y asintiendo con la cabeza. Está satisfecha con su Presidente. “Unidos trabajaremos incansablemente por la calidad de vida del pueblo dominicano”, completó la dama.
No hay mejor acompañante de un Presidente, que una Vicepresidenta satisfecha. Así, no hay razón para el recelo ni la sospecha. Así, también estará todo el mundo tranquilo.
Con la Raquel Peña, Abinader no tiene que inventar nada para ganar credibilidad en sus propósitos. Ya esa señora ha dado suficientes pruebas de fidelidad y apego leal a su Presidente y sus funciones.
Sus estudios y su experiencia los ha puesto con discreción al servicio del gobierno, del gobernante y del país. Y lo ha hecho sin mucha bulla. Su grupo social, su grupo político, el mundo académico, el mundo de los negocios, se han sentido bien servidos por la Vicepresidenta Raquel Peña. Y eso suma a quienes miran desde lejos, para también sentirse tranquilos.
Para la Vicepresidencia de la República no se necesitaría gran cosa, sino mantenerse en el lugar preciso. Y la Señora Vicepresidenta, Raquel, ha ocupado en más de tres años, ese sitio.
El presidente Abinader cree que eso le ayudará en su renovado propósito. Y no hay nada que objetarle a esa mujer, a esa ciudadana, a esa señora santiaguera, para que pretenda quedarse en el Palacio Nacional.
