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jueves, mayo 2, 2024

La grandeza del General Juan Pablo Duarte y el 27 de Febrero

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Llegó de nuevo la efeméride del 27 de Febrero.

Hacemos memoria de esa fecha, cuando en 1844, cuajó de manera luminosa el propósito de un hombre de tener un pedazo de isla, suficiente para alojar nuevas generaciones, hasta lo infinito. Una nueva Patria, libre, independiente de toda potencia extranjera. Soberana.

El genio que ideó, que hizo cuajar ese propósito durante largos meses, aquella noche, no estuvo personalmente presente, en la Puerta del Conde.

Pudo ser necesario. Pero no lo fue. Allí, estaba cuajando el proyecto fruto de  su labor.

Pero la Patria nació emponzoñada de traición.

En la mente y la acción de un deshecho del proyecto, a quien nadie osa honrar y a quien sólo se menciona como un despropósito. Nos referimos a un viejo abogado al servicio de los invasores haitianos, y laborante del entreguismo a fuerzas extrañas: Tomás Bobadilla y Briones. A su lado, un aliado aborrecible y monstruoso: Pedro Santana.

No hay una calle que recuerde a Bobadilla, ni a Pedro Santana, quien se suicidó en su casa y  fue sepultado en el patio de la Fortaleza Ozama para evitar que se violara la tumba. De Bobadilla, nadie sabe dónde fue enterrado, ni dónde están sus restos. Ni siquiera a su mujer, haitiana, osa nadie referirla. Bobadilla y Santana era la personificación del entreguismo al mejor postor.

Juan Pablo Duarte, el General Duarte, está, sin embargo, en todas partes. En todas las mentes. Es una luz que enceguece a los infortunados de la traición.

El General Duarte, perseguido bajo amenaza de asesinato, después de aquella noche del 27 de febrero, esperó el momento conectado con los suyos. Cuando llegó el momento, regresó para encontrarse con un naciente Gobierno a donde debió de ser llevado en hombros y exaltado.

Aquel engendro de Gobierno le fue suficiente para imponer sus criterios y también la virilidad de sus ideas y esfuerzos libertarios. Sólo él, dueño de aquel ambicioso proyecto, pudo moldear el crisol de la Patria que ya era realidad.

Recordemos aquellos inicios y comparemos con lo que hoy disfrutamos. Estudiemos a conciencia lo que fue aquel sueño hasta hacerlo la realidad de hoy.

No importa que la Patria haya nacido emponzoñada con vicios que arrastramos hasta hoy. Estamos para sanearla.

La Patria libre e independiente existe y anda en busca de la soberanía.

Loor a quienes la soñaron y forjaron. Hagámosle honra a su memoria.

¡Viva la República Dominicana! Y viva la memoria del General Juan Pablo Duarte con su empecinamiento y optimismo.

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