Otra vez un presidente dominicano aprovecha el foro de las Naciones Unidas para alertar al mundo sobre la crisis haitiana, que a juicio de Luis Abinader amenaza con desestabilizar a toda la región.
Ya antes los expresidentes Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina habían externado su preocupación por el caso haitiano, que, a juicio de muchos dominicanos, grandes naciones presionan por descargarlo sobre el país.
La comunidad internacional “no debe, ni puede, abandonar al pueblo haitiano en este momento en que los niveles de inseguridad lo están llevando a su autodestrucción”, advirtió el mandatario dominicano ante la ONU.
A propósito de las palabras de Abinader y su pedido a la comunidad internacional de acudir en ayuda de Haití, sería favorable la cualificación de nuestra diplomacia.
Huelga decir que República Dominicana necesita una diplomacia más ágil frente al problema haitiano, para hacerle comprender al mundo que debe acudir en ayuda de una nación considerada como un Estado fallido.
En varias oportunidades la diplomacia haitiana ha logrado presentarnos en distintos escenarios mundiales como xenófobo, como abusadores que maltratamos a la migración haitiana, hasta llegar al extremo de difundir la especie de que los dominicanos somos los responsables de las penas que afligen la vecina nación.
Para que eso no siga sucediendo debemos cualificar nuestra diplomacia, hacerla más diligente, ágil y trabajadora para poder aplicar la política que acaba esbozada el presidente Abinader.