Mirando y analizando los hechos ocurridos en los últimos días y en los cuales están involucrados miembros de la Policía Nacional, me pregunto: ¿dónde está el director de esa institución, mayor general Eduardo Alberto Then, que no ha dado la cara, ni ha explicado a la sociedad los incidentes tan lamentables como el relacionado al caso del joven David de los Santos, vilmente asesinado a golpes en el destacamento del ensanche Naco?
En mi artículo anterior me referí al caso de este joven y a la forma salvaje de como perdió la vida, pero ahora que veo algunos videos del malogrado David en la plaza Agora Mall, condeno doblemente la acción tremendista de esos matones y los delincuentes que le acompañaban en la celda; y también condeno la acción que adoptó la seguridad de la plaza, al entregárselo.
Es evidente, que David padecía trastornos mentales. No hay que ser un genio para detectarlo, porque su comportamiento lo delata en las imágenes que se difundieron en las redes sociales. Pienso que lo que mandaba en ese caso, y así debería estar establecido en los protocolos de la plaza que, si alguien violenta el orden, debe ser detenido, y si es necesario, esposado, y en su caso especial (que denota perturbación mental) llamar primero a un familiar para entregarlo y protegerlo.
Si la familia no responde al llamado en equis tiempo, pues entregarlo a la Policía llenando las formalidades de lugar y cumpliendo los protocolos. Eso era lo ideal, pero no fue así, lamentablemente.
David de los Santos necesitaba ayuda, y no cualquier ayuda, y eso debe servir de lección a la administración de cualquier establecimiento comercial donde pueden ocurrir situaciones similares para que no se repitan los mismos errores. El error en este caso fue entregar a este joven a la Policía Nacional, sin antes llamar a su familia.
Este caso, al igual que muchos más, nos pone a pensar y a colocarnos en el lugar del otro, sobre todo, porque hasta donde tengo entendido, David era un joven sin prontuario delictivo, graduado con máximos honores en educación física, en una universidad evangélica. Era profesor de educación física, bilingüe porque trabajaba en un call center y ayudaba con la manutención a su madre.
Pero bien, ya el daño está hecho. Ahora, lo que quedan son las reflexiones del caso, qué se debió hacer y qué no, y educar un poco más a los agentes de seguridad privada sobre cómo manejar a una persona que se torna violenta y hasta peligrosa, reconociendo que no está en sus cabales.
Ahora, la pregunta que muchos ciudadanos nos hacemos es dónde está el director de la Policía que no ha dado la cara en ninguno de los casos de homicidio ocurridos en los últimos días en manos policiales.
Por ejemplo, este lunes, Then fue invitado a la Cámara de Diputados, por la comisión permanente de interior y policía en ese hemiciclo para hablar sobre la reforma policial y de cómo acontecieron los hechos de muertes violentas en los cuarteles; y ni por asomo se le vio.
Los medios de comunicación andan ansiosos por saber lo que piensa el mayor general Then sobre estos hechos y qué medidas está tomando el cuerpo del orden para llevar las respuestas que espera escuchar la sociedad.
El ministro de Interior y Policía, Jesús Vázquez, fue quien salió al frente y ha dado aliento a los familiares de las víctimas, asegurándole que las muertes no quedarán impunes.
Las muertes más recientes son dos casos del municipio de Ocoa, un caso en Santiago y la agresión física a una mujer en Montecristi.
