Cuando me pongo a considerar lo que he vivido desde que soy un adulto de 18 años en 1959, cuando me matriculé en la Universidad de Santo Domingo, para estudiar » Finanzas» como se denominaba la facultad, que en realidad era lo que podríamos llamar de contaduría, hasta hoy en día, puedo sentirme satisfecho, porque estoy vivo y en capacidad de usar las facultades básicas, físicas y mentales.
He hecho un recuento de tantas personas que perdieron la vida en la lucha política desde las dictaduras de Trujillo y Balaguer y las personas de mi edad que ya no existen por biología, que explican mi beneplácito.
Eso tiene también un componente de responsabilidad en el sentido de que haber vivido ese período histórico, tan rico en todos los aspectos, yo siento que me toca comunicar lo que puede ser aprovechable en términos de errores y aciertos.
Me voy a referir hoy a un solo tema. Comparación entre los resultados de las economías centralmente planificadas y las de «libre » mercado. Puse entre comillas lo de libre porque Amazon, por ejemplo, surge dentro de ese campo y en realidad es casi imposible de competir con Jeff Bezzos, el hombre más rico del mundo, dueño de esa empresa.
Cuando en la URSS, o sea la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, se estableció la economía central planificada, nosotros los que fuimos impresionados por la idea de que si el Estado representado por los representantes de la clase trabajadora, organizaba la producción y distribución de los productos basado en a cada quien según su trabajo y cada quién según su necesidad, con desempleo, debía ser una sociedad poco menos que maravillosa.
¿Qué ocurrió?
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