Costumbre es que al final de año y comienzo de otro hagamos evaluación del que termina y propósitos para el que inicia, disposición esta que es ponderable por lo que significa como enmienda, promesa, compromiso, participación, y metas, más allá de que sean guías cotidianas del hacer particular o colectivo, y de que se cumplan tal como fueron diseñadas: si al amparo de la efusividad o resultado de una responsabilidad.
En el recuento del año que termina, los periódicos y otros medios se encargan de recordar cuáles hechos merecieron más atención en su discurrir, y las consecuencias que resultaron de los mismos, categorizándolos de acuerdo a los intereses que prohíjan, en una práctica de evaluación, transmitiendo, además, mensajes de buenos deseos para el nuevo año, que emiten instituciones y personalidades.
De esas evaluaciones, me llamaron la atención dos: una de Él País, el periódico más importante en español, que, en la edición del pasado viernes, el periodista Kiko Llaneras recopiló 43 noticias que apuntan a que el 2024 puede ser un mejor año que este 2023. El título es una irreductible declaración apoyado en datos suficientes para sustentar esa apreciación: “El mundo no empeora, mejora: 43 buenas noticias para empezar 2024 con optimismo”. Y para despejar dudas, asegura: “Lo hago así para combatir una paradoja: la mayoría de la gente cree que el mundo retrocede, y que nos dirigimos al caos, aunque los datos dejan claro que esa percepción es falsa”.
La otra evaluación es de factura local, y aunque proviene de “un modesto espacio” como, ella llama a ese esfuerzo cotidiano, en “Sin maquillaje” del mismo 29 de diciembre, en un recuento de las diez más importantes noticias, la Morena Salazar apunta dos de esos hechos como positivos: los diez millones de turistas llegados al país el recién finalizado año, y los triunfos deportivos de Las Reinas del Caribe y de Marileydi Paulino, una sensación en el atletismo mundial.
Este año que apenas “gatea”, tendrá sobre sus días, semanas y meses, en particular los cinco meses primeros, una atención especial por ser el espacio en que se efectuarán las elecciones municipales (febrero), que muchos/as estiman marcarán las congresales y presidenciales que se realizarán tres meses, y ambos procesos van a definir, en lo inmediato, una nueva confirmación política, y a mediano plazo, posibles respuestas al desafío que tendrán las nuevas autoridades y las instituciones sociales, políticas y económicas del país.
Cierto es que hay mucho desasosiego en el ambiente, y que los resultados electorales provocarán también muchos truños, la mayoría “apuesta” porque las “cosas marchen bien” y que en este 2024, en el país sucedan más cosas positivas, tal como parecen ser las perspectivas que de las evaluaciones surgen.
¡Que así sea!