Cómo es su cultura, las decapitaciones, descuartizamientos y asesinatos cometidos continuamente por ciudadanos haitianos contra desarmados ciudadanos dominicanos, están convirtiendo la percepción de indiferencia oficial ante la invasión haitiana como inaceptable.
El gobierno de cambio, que en campaña prometió resolver el problema migratorio, y que es una demanda de toda su militancia, está en la obligación moral de cumplir con su promesa. O pagará la consecuencia en las urnas.
Percepción que se ha agravado con el antinacional espectáculo de decenas de niños dominicanos que se han quedado sin butacas en las escuelas porque estas están ocupadas por niños haitianos.
Muchos no acaban de despertar, ni entender, que el tema haitiano tiene el potencial de determinar el éxito o fracaso de la continuidad en el poder del PRM.
La práctica, es el criterio de la verdad. Y la verdad es que existe en el seno del pueblo la convicción de que el problema migratorio continúa igual o más grave de cómo fue heredado de las pasadas administraciones. O que se ha continuado con la misma política de indiferencia.
Al margen de lo que pueda alegar los funcionarios de migración, la clase política aliada, o las autoridades en general, el sentimiento popular es de impotencia, ante el agravamiento de un problema que todos estamos claro conspira contra la soberanía y la existencia misma de la patria.
Y cuando esa impotencia llegue al límite, se transformará en violencia. Nacerá una violencia patriótica, que desalojará los haitianos del territorio nacional, y que también perseguirá a los individuos que el pueblo considere cómplice de esta desgracia nacional que es la invasión haitiana.
¡El que tenga oído que oiga!
*El autor es escritor y candidato a Alcalde por SDE
