Recientemente se ha generado en el país un debate sobre la conveniencia de la creación de residencias médicas en las provincias.
Esta iniciativa es impulsada por las actuales autoridades salud de salud y cuenta con el respaldo del Colegio Médico Dominicano (CMD), desconocemos si esto cuenta con respaldo de las universidades, aunque algunos académicos dijeron que veían difícil que las universidades se embarcaran en una aventura como esa.
Para justificar y apoyar esta iniciativa el doctor Senén Caba ha expresado públicamente que con la formación de especialistas en el interior, se busca, en primer lugar, mejorar la calidad de los servicios y en segundo lugar, garantizar la permanencia de los especialistas en los lugares donde se han formado, este planteamiento de Caba está alejado de la realidad ya que la simple formación no garantiza retenerlo, sino que hay factores determinantes que explican la concentración de recursos humanos calificados en las zonas de mayor desarrollo económico y social. Habría que agregar que la simple presencia de recursos humanos calificados no garantiza calidad de servicios, sólo basta recordar que en el país el parto la cobertura del parto institucional está en un 98 % no obstante la tasa de mortalidad materna se mantiene elevada y las razones están asociadas, fundamentalmente, a la calidad de los servicios.
Algunos especialistas vinculados con las residencias médicas y académicos consultados me han expresado que lejos de lograr los objetivos deseados, la formación de nuevas residencias en el interior del país sería la crónica de un fracaso anunciado por cuanto los hospitales de las provincias muestran un deterioro espantoso, muchas veces carente del equipamiento básico, en su mayoría los servicios de imágenes brillan por su, por su ausencia.
Igualmente cabe resaltar que en muchos casos la dotación de especialista en algunos servicios vitales es insuficiente, en los actuales momentos no hay garantía de un proceso de supervisión riguroso para los programas de residencias en el interior.
Considero que antes de expandir los programas de residencias médicas las autoridades de Salud Pública, el Ministerio de Educación Superior Ciencias y Tecnología, el Colegio Médico y las universidades definan una política de formación de recursos humanos y elaboren un plan estratégico de los recursos en salud que necesita el país al 2050, incluyendo las especialidades médicas.
Es pertinente destacar que la situación de la mayoría de las residencias médicas se desenvuelve en un contexto de precariedad destacándose la falta de actualización de los programas, poca supervisión, escaso acervo bibliográfico, escasa o nula investigación, falta de espacio físico para el descanso, condiciones penosas de trabajo, la sobrecarga de trabajo que va en detrimento al rendimiento académico de los residentes
Es propicia la ocasión para que se realice un proceso de evaluación de las residencias para determinar su pertinencia, calidad y competencias de los recursos humanos, el proceso de supervisión, los programas, las condiciones de la infraestructura y los recursos de apoyo y la situación de los servicios.
Este proceso evaluativo de las residencias nos dará las pautas para llevar a cabo un proceso de fortalecimiento de las residencias médicas que permitirá corregir las falencias actuales y posibilitará la formación de especialistas con las competencias requeridas, así como la actualización y unificación de los programas para eliminar la dispersión, categorización y reconocimiento del profesor de residencias médicas.
Igualmente es impostergable delimitar con claridad los tiempos de estudios, investigación y de servicios de los residentes y los regímenes de pausas y descanso, ya que la organización del trabajo en las residencias contiene una carga de trabajo pesada para los residentes y esto es incompatible para su formación como especialistas.
¡Como han podido observar masificar las residencias en el interior es los mismo que decir más vale la sal que el chivo!
