El ritmo del trayecto de los primeros cien días de gobierno que ya se lo empezaron a contar 22 millones de los ojos abiertos de los dominicanos, contados en el registro civil (hasta de los mamando), inició a todo trote.
En los alrededores del Palacio Nacional, estacionamientos, calles aledañas y rutas y sitios de los jardines interiores palaciegos, no cabía un mandado al iniciarse el lunes, cuando todavía a las 10.a.m., temprano, no había llegado al lugar, Luis Abinader, el nuevo gobernante.
Se entiende que como dijo un comentarista de televisión, antes de esa hora, Abinader estaría dándose un baño de agua tibia, para amortiguar el cansancio del domingo tortuoso de la toma de posesión. No estaba, tampoco, el carro eléctrico ultramoderno, en que se transportó desde la Asamblea Nacional al Palacio. Pero, si, había montones de gente equipada con saco y corbata, y folders con comunicaciones dirigidas a su persona. ¿Qué contarían?
A su primera visita a Palacio, encabezando el numeroso grupo de nuevos burócratas a designar y juramentar, resultó difícil que la prensa echara una ojeada a las incidencias, ya que los periodistas fueron dejados fuera de los muros de la sede de gobierno, sin que se diera explicación alguna, ni de quien dispuso la medida, según información difundida con la queja.
Sí, quedó claro que Abinader se dedicó a juramentar a algunos por separado y que además de entregarles el decreto con su orden, los arengó muy serio: “Que nadie se equivoque. Sólo sigan órdenes de la ética, las leyes y la Constitución…, no me decepcionen”.
Queja similar de los hombres y mujeres de la prensa se produjo en algún otro lugar. Había escasez de copias de los decretos. Bueno, era la experiencia de un primer día, y es probable que los empleados del gobierno anterior, estuvieran más alejados que la prensa misma. La prensa tuvo que ser contenida, también, cuando se amontonó con todos sus hierros en la antepuerta del despacho de la nueva procuradora, Germán Brito.
Un individuo puesto al control de acceso al despacho de Germán Brito, la noticia de primera plana del día, dispuso que una multitud de periodistas nacionales y extranjeros accediera y recoger los hechos, sólo de dos en dos. No había preparativos para atender la prensa. Sería una de las principales noticias a ocurrir durante el curso de los primeros cien días de Abinader. Permitieron periodistas, pero sólo a tomas de cámaras de la pareja Jean Alain, jefe saliente y la señora Germán Brito, ambos sentados en mesa de reunión.
En el Ministerio de Salud Pública, el incumbente saliente, doctor Sánchez Cárdenas salvó la situación al nuevo incumbente, manejando con maestría la situación, a punto que mereció hasta el aplauso de periodistas y otro público presente.
Kimberly Taveras, una madre de familia quien ocupa ya, el Ministerio de la Juventud, siegue estando atrapada por el Kimberly Taveras esperando diagnóstico. Y desde ahí dijo que la dependencia puesta en sus manos por el presidente Abinader, no tiene siquiera un espacio físico propio para operar y desarrollar sus actividades. Habló en la televisión mediante plataforma tecnológica.
Y así, el de Obras Públicas ya se había juramentado la noche del día anterior. Quería empezar tempranito, el lunes, porque ahí si que habrá material para las auditorías ya dispuesta por Abinader.
El de Educación, Fulcar, tuvo chance para seguir con sus anuncios. No encontró nada preparado para el nuevo año escolar, pero dijo lo tiene todo listo para anunciar el miércoles en la tarde. Incluido lo de las apetecibles Tablet y laptop para todos, para chicos y grandes.
La consigna es: la salud primero, la economía seguido.
A Abinader y su grupo, les quedan 99, de los cien días iniciales. Sigan cogiéndolo a todo trote, pa’ que sepan.
