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lunes, mayo 6, 2024

Los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe. Su 50 aniversario…en mis recuerdos

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El 27 de febrero de 1974 se inauguraron en Santo Domingo, los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe, que se extendieron hasta el 13 de marzo. Con el lema: Compromiso de Todos, frase ideada por el periodista Max Reynoso y teniendo como mascota la Cotorra, este evento marcó el despegue del deporte en general en la República Dominicana. Es desde aquí, que se divide el antes y el después.

Ya en sus 50 años, la historia de esa fiesta deportiva es conocida por todos. Para 1966, el ingeniero Ulises García Saleta (Wiche), junto a otros propulsores, comenzaron a desarrollar el Parque Metropolitano, en parte de los terrenos del antiguo Aeropuerto General Andrews, que funcionó de 1945 a 1959. En este parque, que lo llamábamos solo como “el Metro”, se empezaron a construir canchas abiertas de baloncesto, voleibol y de tenis; así como los plays de béisbol, softbol y una pista de arena para atletismo.

Para mí y mis amigos, era un placer dirigirnos a disfrutar todo lo que ofrecía el Metro, en cuanto a deportes y juegos, tales como columpios, sube y baja, toboganes, aros colgantes, barras paralelas y otros. Luego de obtener la sede en los juegos anteriores en Panamá; se comenzaron a construir las instalaciones deportivas, en donde se competirían en cada una de las disciplinas. El Estadio Olímpico, el Palacio de los Deportes, la Piscina Olímpica, el Velódromo y los Pabellones de Voleibol y Gimnasia, conforman lo que sería el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, sede principal de la mayoría de los deportes a competir.

Como adolescentes entre los 13 y 14 años de edad, fuimos testigos de los avances de las construcciones, pues cada tarde solíamos ir al Metro, a ver el desarrollo de ellas. Las oficinas del Parque Metropolitano, estaban con el frente a la avenida Máximo Gómez y era de madera sobre listones; para acceder a ella, había que subir una escalera de cinco peldaños. Un sábado en la mañana, mientras “supervisábamos” los trabajos cerca del Palacio de los Deportes, nos adentramos más hacia el oeste,  y para sorpresa, había un caserío con una gran cantidad de personas viviendo.

A esos habitantes le llamaban Los Chichiguaos, que fueron desalojados de ese lugar y solo tuvieron que cruzar la avenida Ortega y Gasset y llegaron a engrosar un barrio, que comenzaba a desarrollarse y que ya tenía el nombre de Barrio La Yuca. Estas personas fueron llevadas a ese lugar por algunos meses y luego serían reubicados; aún ese barrio se mantiene, como el primer día. La Yuca localizada en el corazón del Naco, ha sobrevivido a lo que fue el más exclusivo y prestigioso ensanche de la ciudad capital, luego del nacimiento de una clase social pudiente y adinerada, que dejó atrás a Gascue y buscó lugares más espaciosos y de arquitectura moderna.

Antes del inicio de los juegos, se creó la Barra Olímpica y la Guardia olímpica, que eran jóvenes de los diferentes colegios y liceos, que fueron entrenados para participar en la inauguración y clausura del evento, así como en las premiaciones de los atletas ganadores.  Para estos entrenamientos y capacitación, se contrató un profesor peruano de apellido Armendariz. A este señor y su equipo, lo vi varias veces, mientras adiestraba a los muchachos seleccionados para estas funciones.

Para esos 15 días de actividades deportivas, las clases en los colegios y liceos se pararon, ayudando esto a tener un mayor flujo de visitantes a las competencias. Acudimos a los juegos, especialmente al baloncesto en el Palacio de los Deportes y al voleibol en el Pabellón. Pude ser testigos de la calidad presentada por los equipos de baloncestos de Cuba con Pedro Chappé y los hermanos Ruperto y Tomás Herrera; de Puerto Rico con Raymond Dalmau y Neftalí Rivera; de México con Raúl Palma y Arturo Guerrero y por República Dominicana con Miguel –Pepe- Rozón, Manolo Prince y Eduardo Gómez, entre otros.

La jornada en el baloncesto era de tres partidos y los precios de entradas eran de RD$ 0.60 (sesenta centavos) y RD$ 0.75 (setenta y cinco centavos) en el segundo nivel y de RD$ 1.00 (un peso) y RD$ 1.25 (un peso con veinticinco centavos) en el primer piso. El nivel competitivo de los equipos de basquetbol de Cuba y Puerto Rico, estaban muy por encima de los demás de la zona. El cubano Pedro Chappé era considerado como el mejor baloncestista de la región. El baloncesto femenino dominicano tenía a Nilcia Reyes, Amalia Bello y Scalett Sánchez, entre otras, quienes obtuvieron la presea de bronce. Las dos primeras, también jugaban en los equipos de voleibol y baloncesto del Colegio Evangélico Central, donde estudiaban.

El voleibol fue el otro deporte, que pudimos presenciar. En el femenino, con jugadoras como Heida Joaquín, Magnolia Concepción, Mayo Sibilia y demás, la República Dominicana consiguió medalla de bronce. Por igual, el voleibol masculino con sus estelares: Leoncio Zapata, Juan Abreu, Rafael –Cafén- Cuesta y Milton Pinedo, también obtuvo medalla de bronce.

Algo a destacar, es cómo el público asistente a las competencias, vitoreaban más a los deportistas cubanos, que a los de otras nacionalidades, incluyendo a los dominicanos. De ellos admiraban su preparación, su dedicación y su empeño puestos por los hijos de la mayor de las Antillas, en cada disciplina que accionaban. No en vano, arrasaron con 191 medallas (101 oro, 55 plata y 35 bronce). El total de las medallas de oro, de los restantes 22 países, fue de 71. Cuba, también estaba considerada una potencia mundial en deportes, en ese entonces. De los XII Juegos se emitieron sellos postales alusivos al evento, monedas. Una película documental, fue presentada en los cines del país después de los juegos. Su productor fue el argentino Horacio Lamadrid con su empresa Color Móvil.

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