En los géneros balada y bolero existen algunos artistas que en determinados momentos marcaron a la generación “baby boom”, que comprende a las personas nacidas entre 1957 y hasta el 1977, entre las que se encuentra el autor de esta columna semanal.
Y de inmediato me viene a la memoria el álbum “Serenata” del boricua Daniel Rivera, conocido artísticamente por su diminutivo de Danny Rivera. Un título muy adecuado y sugerente para una selección exquisita de icónicos boleros.
Con esta producción es válida la afirmación de que no se puede juzgar un libro por la portada, sino por su contenido.
Este exitoso disco, que rompió récord de ventas en la República Dominicana y en otros lugares, indudablemente que marcó a la generación de los “baby boom”, que ha tenido el privilegio de asistir a eventos y coyunturas históricas irrepetibles.
“Serenata”, donde esta incluida la canción “Madrigal”, una de mis favoritas y supongo que, de muchas personas, cumplió 40 años de ser grabada en Caracas, Venezuela, bajo el sello Top Hits.
La canción “Madrigal”, considerada como “el bolero perfecto”, además del puertorriqueño, fue grabada por el venezolano Manuel Alfredo Sánchez Luna, conocido como Alfredo Sadel (1930-1989), “El Tenor favorito de Venezuela”. También fue incluida en los repertorios de José Feliciano y Guadalupe Pineda, entre otros.
Con este álbum, Danny Rivera reivindica el sentido nostálgico de la serenata y lo imaginamos ya sea frente o detrás de una guitarra, debajo de una ventana o balcón, entonando una bella canción, uno de esos boleros añejos que nunca pasan de moda. Y la penumbra o asomada a la ventana, una mozuela suspirando de emoción.
En “Serenata”, el borincano recoge lo mejor de la cosecha de los compositores hispanohablantes, en canciones perdurables y sentidas. Por ejemplo, del Jíbaro Insigne, Rafael Hernández, incluye “Silencio”, que interpretada por Danny Rivera adquiere un nuevo matiz; y Ausencia, un exquisito canto poético digno de escuchar a cualquier hora.
Y del inmenso, su compatriota puertorriqueño, el prolífero compositor Pedro Flores: “Bajo un palmar”, que transporta al melómano junto a la amada por islas paradisiacas, de playas de arenas blancas, pobladas de palmeras y saturadas por los susurros de las olas del mar. Además, “Esperanza inútil”, poema hecho bolero con el Flores le canta con finura y delicadeza al desamor, y que decir de “Amanece”, de la misma pluma del compositor de “Linda”.
Y dijo lo mejor de la cosecha refiriéndome enteramente a la versátil pluma del mexicano Agustín Lara, por aquello de que “para muestra basta un botón”: “Piensa en mí”, un grito desesperado de alguien que se conforma con poco, y “Aquel amor”.
Otros temas que engalanan este álbum y que prácticamente nos marcó a todos los “beby boom”, son “Amor robado”, de la autoría de Esteban Toronjil, y “Mayoral”, un disco movido que popularizara El Inquieto Anacobero, Daniel Santos.
En esta “Serenata” para el entero disfrute en noches de bohemia figuran temas de Jaramillo Agudelo, Benito de Jesús, José Alfredo Jiménez y Guarionex González.
Pero, además, una composición, que por su exquisita calidad ha viajado de intérprete a intérprete, como es el caso de “Las perlas de tu boca”, un bolero que además de un maravilloso título, guarda un profundo sentido poético en sus letras. No en vano la grabaron Barbarito Diez (1909-1995), figura clave del danzón y también del bolero; Víctor Hugo Ayala (1934), el lírico y romántico colombiano; Roberto Ledesma y Alfonso Ruiz Tirado.
Es justo señalar que, con Danny Rivera, “Las perlas de tu boca” adquieren una nueva dimensión, un esplendoroso brillo, que lo convierte en un bolero desconocido, renovado e indispensable en la bohemia.
Otro maravilloso bolero de esta producción sin desperdicio es “Mujer abre tu ventana”, que gozó aquí de mucha popularidad en la voz del puertorriqueño, radicado en el país, canción que fue grabada por Jorge Negrete (1911-1953), conocido como “El Charro Cantor.
Indiscutiblemente que este álbum contiene los mejores y más adecuados boleros que alguien podría llevar en una serenata, para gritarle a la amada, henchido de emoción, “Mujer abre tu ventana”, que me urge ver “Las perlas de tu boca”. Salud.
