Abundan los boleros que se limitan a expresar un sentimiento, sea de amor o desamor, pero existen algunos que cuentan una historia, sea esta real o ficticia, que puede llegar a enternecer, alegrar, entristecer y hasta a espantar.
Me llega a la memoria “El desastre del Morro Castle”, en cuyas letras el compositor relata la tragedia del lujoso transatlántico Morro Castle, que su viaje de La Habana, Cuba, a Nueva York se incendió, muriendo 132 personas. Esté trágico y lamentable hecho ocurrió en la década del 1930 y en la canción, interpretada por el Trio Matamoros, se insinúa que actuaron manos criminales.
En esa misma línea de lo trágico y triste figura el bolero “Bodas negras”, “El enterrador” o “Bodas macabras”, como al principio se le llamó. Este es un poema del jesuita venezolano Carlos Borges (1867-1953) que le fue atribuido al poeta colombiano Julio Flórez (1867-1933).
Lo cierto es que el compositor cubano Alberto Villalón decidió hacer una versión en tiempo de bolero de este poema. En el caso del poema y, por añadidura, la canción está inspirado en un hecho real.
Narra la historia de un hombre, a quien la parca le arrebató a la amada, y que su desesperación decide exhumar el cadáver y concluir su historia de amor con la osamenta de la difunta.
Según la historia real que finalmente terminó de inspirar a Villalón, este hecho ocurrió a finales del siglo XIX en La Habana y tuvo como protagonista a un joven poeta y periodista de nombre Francisco Caamaño Cárdenas, que estaba locamente enamorado de su prometida, de nombre Irene Gay, que murió víctima de tuberculosis a los 18 años. El sujeto cayó en una profunda depresión y los detalles o algo parecido pueden encontrarlos escuchando el famoso bolero.
La última estrofa del bolero me luce que tiene mucho parecido con una escena la novela “La casa de los espíritus”, de la escritora chilena Isabel Allende.
“Un ramito de violetas” es una de esas tiernas historias convertidas en bolero, que nos habla del inmenso valor del amor y la comprensión. Cecilia, con dulce voz le impregna sentido a esta narración, que si se escucha con atención hace brotar las lágrimas en el oyente.
Este bolero interpretado por la española Evangelina Sobredo Galanes, conocida como Cecilia (1948-1976), narra la historia de un hombre poco romántico, que consciente de que su esposa no era feliz en el matrimonio por su carácter tosco, malgenio y porque no era tierno, decide hacerse pasar por un amante secreto, que le escribía versos y le enviada un ramo de violetas.
Otra canción que nos cuenta una dramática historia es “Mdorada”,i a que aquí alcanzó popularidad en la voz del venezolano Oscar de León con la otrora Dimensión Latinia y que además forma parte del repertorio de Gilberto Monroig. Las voces aunadas del Trío Los Condes también le dan una exquisita forma a esta historia, donde un padre es el responsable del desamor y la muerte de su hija.
El compositor puertorriqueño Pedro Flores, el Jíbaro Insigne, describe la realidad de su pueblo con un bolero, que al pasar del tiempo se ha convertido en un verdadero himno, en una canción de protesta, asumida por los habitantes esa noble isla, llamada justamente preciosa por “los bardos cantan su historia”.
Se trata de “Lamento borincano” y lo hace Flores narrando el viaje de un jibarito a vender su carga a la ciudad. Va lleno de alegría y esperanza, pero al llegar al mercado descubre una dura realidad, inherente a su amado Borinquén.
Un himno donde el protagonista del bolero que va montado en su mula pasa de la alegría, la esperanza, a la desilusión y desesperanza. Una realidad que afecta a todo Puerto Rico, sobre todo, al hombre del campo.
Este bolero de Pedro Flores ha sido interpretado por varios artistas, pero quien le imprimió el verdadero impulso fue Daniel Santos con su estilo inconfundible, que hace que el oyente pueda palpar la realidad que describe esta canción.
“Lamento borincano” ha tenido tanta trascendencia por el contenido de sus letras que ha sido grabado por los más importantes artistas hispanoamericanos y otros que no lo son: Marc Anthony, Javier Solís, Marco Antonio Muñiz, el brasileño Caetano Veloso, Víctor Jara, Plácido Domingo, José Feliciano, entre otros.
En fin, se puede afirmar que “Lamento borincano” es un himno de alegría, tristeza, esperanza, desesperanza, un grito de protesta, una canción que clama por mantener viva la patria del gran poeta José Martín Antonio Gautier Benítez.
