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miércoles, mayo 15, 2024

 Texto prometido. Gracias por aceptarlo Fábulas humanas desde el Bosque del Retorno

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Me has dado una gran alegría. Te escribo desde el bosque del retorno, donde la luz se convierte en flor. Muchas veces, dicho con dulzura y cariño, te he explicado por qué te escribo, como habrás visto, tus largos silencios como hachas para cortar el bosque del retorno, no han podido cortar estas palabras, ni mi voz incansable hacia ti.

Sé bien en mi interior, a pesar del tiempo y su fuerza para transformar la vida cotidiana, la mía, la tuya, que no debo dejar de escribirte. Por razones que aún analizo y desconozco, me nace escribirte y creo que esas profundidades del interior de los seres humanos, no se equivocan.

Los caprichos pasan, los intentos falsos pasan también.

A veces necesito hablar contigo, aunque sea de algo tan simple como un ventarrón de lluvia tropical, que tus ojos iluminados como tu corazón, han mirado alguna vez por estas tierras calientes.

Me resisto, a veces con dolor, a que me borres, a que me dejes de escribir.

He respetado tu mundo, como es debido y no por moral, sino que es tu  mundo nacido de tu derecho como ser humano a crearlo. He sabido llamarte y respetar tu espacio, nunca más lo hice, tentaciones no me faltan, lo confieso… No te miento.

Claire, te escribo desde el bosque del retorno, un largo camino de luz vegetal hace brillar estas letras que encaminan un afecto, al que no renuncio…

 

Nadie sabe que te escribo, como un adolescente furioso de alegría  guardo el secreto que me alimenta como ser humano, que sabe amar a distancia evadiendo tu silencio como los juglares aquellos que miraban hacia las ventanas de los castillos. Nadie sabrá que te escribo, porque todo es muy mío y porque sé también, que escribirme no alimentará nada, en nada te compromete y todo lo contrario : te regala a la vida que tienes en el espacio tuyo, la convicción de un afecto que nunca perdiste, lo sabes.

El tiempo es un  centinela de secretos que no son traiciones, ni negaciones.

Nadie nunca sabrá que  te escribo y que cuando lo hago, en la tristeza que a veces me asalta, en los huecos largos de los vacíos existenciales, escribirte es un diminuto consuelo de mi alma viva, hacia ti. No me escondo, no te miento, y no pienso dejarte en el pasado como un disimulo indiferente, colocado en un armario de nubes y olvidos, para siempre.

En el regocijo de estos bosques color retorno, incrustada está mi alegría cuando ahora te escribo : no me rechaces más…Please.

Un gran beso.

Carlos Francisco Elías

PS : Te sobró y te sobra intuición e inteligencia, para detectar cuando un sentimiento es un obsesión masculina pura y simple, por cojones como dicen en México, y cuando en el reclamo hay un suspiro de transparencia humana y afecto irreversible, robusto.

 

 

 

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