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miércoles, mayo 15, 2024

En Norteamérica ingredientes delicados nutren plato fuerte de cada día

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El mundillo político y social norteamericano está respirando pura candela alimentado por los intereses que se esconden tras la política en ese país.

La ex secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, anda dándose golpes de pecho, reconociendo sus errores de apreciación de meses atrás, cuando minimizó el crecimiento de la inflación, y no previó el punto en que se encuentra hoy la economía.

Yellen ha reconocido que se equivocó cuando dijo en 2021 que la inflación suponía “un riesgo pequeño”. Pero razonando que “ha habido grandes e imprevistos choques en la economía que han disparado los precios de la energía y de los alimentos y también cuellos de botella en el suministro que han afectado gravemente a nuestra economía y que yo, en su momento, no entendía del todo, pero que ahora reconocemos”.

En realidad, no sólo fue Yellen, sino el mundo político y social norteamericano es en que se alojan quienes aparecen como responsables de la crítica situación actual en su sociedad. Se equivocaron. La inflación se ha enquistado y los efectos de segunda ronda, o sea, el contagio del conjunto de la economía, ya están ahí. La inflación subyacente, que elimina los precios más volátiles como los de los alimentos y la energía, está en máximos históricos, presionando los presupuestos de sustentación de los ciudadanos.

Biden ha presentado un plan y en tono netamente político dijo era su respuesta a lo que bautizó como “la Subida de Precios de Putin”.

En un artículo en The Wall Street Journal Biden hizo un resumen de su plan. Pero en realidad, más allá de dejar a la Reserva Federal hacer su trabajo y agredir en términos políticos a sus adversarios republicanos, no ha adoptado medidas concretas para frenar la inflación a corto plazo.

Biden está hablando, se ve a todas luces, presionado por la campaña ante las elecciones legislativas, entre otras motivaciones que no confiesa.

Los precios de la gasolina están marcando nuevos récords. Se esperaba que la inflación empezase a ceder tras tocar sus máximos en 40 años, y por lo contrario, todo el mundo espera que vuelva a subir.

Mientras, Putin habla en voz alta para atender a los cuestionamientos y las culpabilidades que les encaran sus contrarios universales, específicamente desde Washington y desde Bruselas, en un tono puramente político. Esto cuando lo toma como parte de la guerra híbrida que le está tratando de enfrentar con éxito.

“Las políticas estúpidas y miopes» de Europa provocaron las crisis energéticas y alimentarias” ha dicho el presidente Putin, desde Moscú. Y agregó en una entrevista con Rossiya-1 que Rusia está lista para tomar las medidas necesarias para evitar una crisis alimentaria mundial, recordando que los problemas en el mercado mundial de alimentos comenzaron durante la pandemia de COVID-19, mucho antes de que empezara la operación militar especial en Ucrania.

Repetidamente se ha acusado a Moscú por la espiral de los costos de energía y alimentos, al tiempo que congelan los proyectos energéticos conjuntos ruso-europeos y rechazan las entregas rusas de gas y petróleo. El último arrebato ocurrió el viernes de la semana pasada, cuando la Unión Europea aprobó formalmente un nuevo y sexto paquete de sanciones, que incluye planes para eliminar gradualmente las compras de petróleo crudo ruso.

La Reserva Federal ya ha subido los tipos de interés dos veces. La subida de mayo, de medio punto, ha sido la mayor de los últimos 22 años

Entre las patas de los caballos de Biden está el tema del aborto, con inusitado impacto.

Las circunstancias de las muertes por armas de fuego en manos de civiles es tema que hizo que Biden se desbordara en un largo sermón por los medios de comunicación, antes de esconderse en un largo receso de fin de semana. Dejó atrás estridentes críticas adversas y confusión entre los suyos.

En su discurso propuesto para el control de armas a raíz de los tiroteos de Uvalde, Texas, y Buffalo, Nueva York, Biden pidió la prohibición de rifles de asalto, cargadores de alta capacidad, leyes de bandera roja, entre otras disposiciones, a sabiendas, enredado en escepticismo, ya que sus legisladores alojados en el lobby de las armas no le aprobarán ninguna iniciativa radical.

En resumen, Biden propone que «si no podemos prohibir las armas de asalto, entonces deberíamos aumentar la edad para comprarlas de 18 a 21 años. Fortalecer las verificaciones de antecedentes. Promulgar leyes de almacenamiento seguro y leyes de bandera roja. Derogar la inmunidad que protege a los fabricantes de armas de la responsabilidad. Abordar la crisis de salud mental profundizando el trauma de la violencia armada y como consecuencia de esa violencia».

Numerosos críticos interpretaron que Biden está llamando a confiscar armas, en un país armado hasta los dientes al amparo de la ley, por lo que podría hasta ser destituido, ya que dijo que las disposiciones constitucionales al respecto no son absolutas.

. También la cuestión de la inmigración y la guerra de Ucrania son cuestiones más difíciles que están ocupando la atención del gobierno, del presidente Biden, y del enredado mundo de intereses económicos y financieros que mueve históricamente a la clase gobernante de Norteamérica.

Como se ve, Biden tiene sobre sus hombros tremendo bulto, y no de ropas, para llegarse no hasta un arroyuelo, sino hasta un tumultuoso mar encabritado por todo tipo de vientos tormentosos.

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