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viernes, mayo 3, 2024

El hambre aumenta a medida que los casos de COVID-19 se disparan en América latina

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ROMA.– El aumento incesante del hambre, las economías en dificultades, la agudización de la desigualdad y una activa temporada de huracanes amenazan a las poblaciones de América Latina y el Caribe y pueden tener consecuencias a largo plazo a menos que se tomen medidas rápidas, advirtió el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP, por sus siglas en inglés).

A medida se disparan los casos de coronavirus, América Latina se ha convertido en la región más afectada por la COVID-19 a nivel mundial, representando más de una cuarta parte de los casos del mundo. La pandemia de salud está impulsando el hambre y la inseguridad alimentaria, lo que corre el riesgo de alimentar conflictos y disturbios políticos y obligar a las familias vulnerables a emigrar.

El director ejecutivo, David Beasley, quien estuvo en Ecuador y Panamá, y conversó con otros líderes de América Latina la semana pasada, dijo:

“La pandemia de la COVID-19 ha sido devastadora en América Latina, donde las nubes de una tormenta económica ya se estaban formando. Las familias luchan por comprar productos básicos como alimentos y medicinas porque sus medios de vida han sido destruidos y la cantidad de personas sin trabajo en la región alcanza los 44 millones. Es una combinación mortal y tenemos que actuar ahora, y hacerlo de manera inteligente. No se puede lidiar con la COVID-19 o con el hambre por separado. Deben ser tratados juntos. Si lo hacemos bien, podemos salvar vidas. Si no lo hacemos bien, la gente morirá», David Beasley, director ejecutivo de WFP.

América Latina y el Caribe verán un aumento1 de un 269%* en el número de personas que enfrentan inseguridad alimentaria severa llevando el total de 16 millones de personas que no saben de dónde vendrá su próxima comida en los próximos meses, frente a los 4,3 millones en 2019.

WFP está particularmente preocupado por las personas vulnerables en Haití, el Corredor Seco Centroamericano, así como los migrantes venezolanos en Colombia, Ecuador y Perú.

La temporada de huracanes, que se espera que sea más activa de lo normal, conlleva nuevos riesgos y ejerce una presión adicional sobre los sistemas de protección social sobrecargados.

WFP está proporcionando raciones de comida para llevar a casa para los niños que ya no pueden asistir a la escuela, y cupones y efectivo para que las personas puedan comprar en las tiendas locales. WFP también apoya a los gobiernos, ayudándolos a fortalecer y ampliar los programas nacionales de redes de seguridad.

Desde su centro humanitario regional en Panamá, WFP está apoyando la logística para la respuesta COVID-19, transportando carga humanitaria y sanitaria a donde más se necesita para apoyar la lucha contra la pandemia.

WFP necesita urgentemente fondos adicionales de US$328 millones para apoyar las operaciones de emergencia y de recuperación en la región.

 

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