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Experiencias vividas XVII

Gerardo Taveras
Gerardo Taveras

Después de mi regreso a la UASD en el año 1967 y siguientes, me dediqué a la docencia e investigación y también como Asistente Académico en el Colegio Universitario dirigido entonces por Hamlet Hermann hasta que decidió marcharse a Cuba a preparar un intento de insurrección armada  en armonía con Francis Caamaño.

Ambos llegaron con un puñado de hombres a derrotar al ejército dominicano y al de USA. Pero las emociones son el alimento de todas las acciones de este tipo, pero se necesitan muchos otros elementos para el triunfo, tales como la capacidad de captar muchos adeptos, la organización de los mismos, el apoyo logístico, el acceso en número y calidad de los armamentos,

la geografía apropiada, que esté en ventaja para los insurrectos, la información, proporcionada por los medios independientes y proclives etcétera.

Hay mucha confusión en creer que lo que sucedió en Cuba era repetible en cualquier lugar. El método es aplicable si existen las condiciones similares en términos similares a los descritos en el párrafo anterior. Fidel fue apresado en

1952 y fue liberado. Eso le ayudó a ganar adeptos. La dictadura de  Fulgencio Batista en cierto modo fue una dictablanda en comparación con Rafael L. Trujillo y  Joaquín Balaguer.

El sancocho lleva, carnes, víveres como plátano, sazones. Puedes poner todo en una olla, pero eso, no es el sancocho si no sabes ponerlo en el orden adecuado y al fuego por un tiempo.

La organización de los desafectos era muy pobre, para enfrentar el aparato militar y político en la RD de 1968, pero sobremodo con el hecho de que el número de acompañantes era tan pequeño y la información a los combatientes internos que pudieran agregarse era tan pobre , que ni siquiera yo que era asistente de Hamlet Hermann, tenía información de sus planes concretos. Además de saberlos le hubiera comunicado que las condiciones no estaban  maduras  para el evento insurreccional.

En mis clases yo criticaba la política gubernamental y participé activamente en luchas  por el Medio Millón a la Universidad, etcétera  y el servicio de inteligencia del gobierno, puso los ojos en mí.

El 8 de febrero de 1971, me llama Carlos Tomás, por teléfono para invitarme a que yo pasara por la casa de Aleyda Fernández a que leyera el borrador de una nota de prensa sobre una huelga de tablajeros del mercado y que mi visión como economista lo revisara, si era procedente, para publicarlo en el Listín Diario, así que el contenido no tenía ninguna carga insurreccional ni mucho menos.

Llegue  a ese lugar de paso para imprimir unos exámenes para mis alumnos ese día y en eso me encontraba leyendo el contenido de la nota, cuando Vladimiro ve por la ventana y nos comunica a Carlos y a mí: ¡Diablo!, tropas especiales están ahí abajo. Rompimos las hojas por improvisación, porque el contenido no tenía nada llamativo a la rebelión.

En un santiamén tocó la  puerta el coronel Ventura Jiminián y abrí la puerta y al verme , me saludo  y me dijo Oh y ¿qué tú haces aquí?   Le dije que visitaba la casa de mi alumna Eva Fernández ( lo cual era cierto). Esa cortesía surge de que ambos nos alojamos en un pequeño hotel en la avenida 30 de Marzo por un tiempo y nos hicimos conocidos y amigos.

Comenzaron a registrar y encontraron un revólver que le había regalado Guarionex Lluberes, entonces sindico del Distrito Nacional, a Aleyda,  porque ella fue Novia de la Policía Nacional y su padre era un simpatizante reformista.

Pero como verán luego  cuando el coronel se comunicó con el jefe de la policía Pérez y Pérez todo cambio. El coronel le preguntó a la empleada doméstica, Carmen Santos: ¿Quién vive aquí? Ella le dijo y él le ordenó llamarlas.

Ellas llegaron pronto, porque Aleyda estaba en su trabajo en el diario Última Hora y Eva en Salud Pública.

Nos levantaron un expediente a los seis de que fuimos sorprendidos en preparación de secuestros de diplomáticos e hijos de oficiales de la policía , para recabar dinero en actividades subversivas y de que yo tenía en posición de una granada  en el bolsillo del pantalón y Vladimiro y Carlos una pistola  calibre 45 cada uno.

Continuará       

 

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