De manera pragmática, podría decirse que el alineamiento organizacional es uno de los tantos medios que emplea la Administración para garantizar el buen desempeño de las organizaciones, sin importar su naturaleza y tamaño. De esta manera, se busca sincronizar cada uno de los componentes tangibles e intangibles que determinan la sostenibilidad de las organizaciones.
Es decir, para que las empresas e instituciones logren resultados extraordinarios, es necesario alinear su misión, visión, valores, políticas, objetivos, estructura orgánica, cantidad y calidad del talento humano, sus procesos, el estilo de liderazgo, la comunicación, entre otros factores.
El alineamiento organizacional, siempre que sea planificado, ejecutado y controlado por profesionales con las competencias que se requieren para llevar a cabo dicha tarea, impacta positivamente el desempeño general de las organizaciones. Entiéndase, mayor comprensión y colaboración entre los equipos de trabajo, eficiencia en el manejo de los recursos, congruencia entre las competencias profesionales del talento humano y los perfiles de los puestos de trabajo, armonización de los valores compartidos con los intereses y creencias de los colaboradores internos. Por consiguiente, el alineamiento organizacional garantiza que cada una de las partes cumpla con las tareas asignadas, en el lugar y momento esperado.
Se ha comprobado que las empresas e instituciones gestionadas por líderes visionarios, inclusivos, competentes, confiables, innovadores y de probada calidad humana, tienen más y mejores posibilidades de crear y mantener ventajas comparativas y competitivas sostenibles.
Sin dudas, estos atributos son determinantes para poder conservar e incrementar su participación en los mercados, mantener vínculos sanos con sus grupos estratégicos y de interés, así como optimizar su reputación, credibilidad, e imagen pública. El alineamiento es un método de trabajo que permite gestionar de manera estratégica y sistémica la estructura, los procesos y los recursos de las organizaciones.
Los que tienen como responsabilidad mantener la productividad, competitividad, sostenibilidad y climas laborales creativos e innovadores en las organizaciones, están compelidos a conocer e implementar de manera continua iniciativas viables de alto valor agregado. Los logros tangibles e intangibles de las organizaciones tienen que ser creíbles y sostenibles. En la coyuntura actual, los grupos estratégicos y de interés de las organizaciones, no creen en aquellos resultados que solo existen como parte de los contenidos mediáticos que difunden los medios de comunicación masiva.
En la actualidad, existen muchos y buenos métodos para gestionar estratégicamente el desempeño significativo de las empresas e instituciones. Por ejemplo, uno de ellos es el alineamiento y la coherencia entre la misión, visión, valores, cultura, ejes, objetivos, estrategias, estructuras, estilo de dirección, criterios para gestionar el talento humano, entre otros factores técnicos, operativos y estratégicos. De esta manera, el alineamiento organizacional impacta positivamente la motivación del personal, contribuye a crear un mejor clima laboral e incide en el aumento de la productividad.
La forma más segura de lograr que los ejes, las estrategias y las distintas actividades dentro de una organización se muevan hacia un objetivo común, es alineando los componentes duros y blandos que determinan el desempeño significativo y trascendental de las empresas e instituciones. De este modo, los subsistemas que conforman el sistema organizacional se sincronizan, logrando un mayor nivel de colaboración entre los equipos y asegurando efectividad cada vez que se definen las prioridades y se toman decisiones relevantes. En definitiva, el alineamiento empuja las organizaciones hacia el logro de resultados cualitativos y cuantitativos relevantes.
Uno de los factores sustanciales que llama la atención de los estudiosos del comportamiento y desarrollo de las organizaciones de hoy, es el concerniente a la co-alineación entre entorno, estrategia, estructura, procesos, liderazgo y la gestión del talento humano. Cuando las empresas e instituciones no están alineadas, sus decisiones no impactan positivamente el desempeño, la gestión de sus procesos estratégicos, de su talento humano y de los demás recursos, suelen ser mediocres.
Dicho de otro modo, el alineamiento organizacional, bien aplicado, reduce costos, ayuda a que se cumplan los componentes del plan estratégico, En otras palabras, disminuye las posibilidades de que los subsistemas que integran el sistema organizacional se dispersen y desenfoquen, tratando de obtener logros individuales, los que en el corto y mediano plazo termina impidiendo el cumplimiento de los objetivos y metas que verdaderamente interesan a la organización. Una organización desalineada opera como barco sin rumbo.
Los reprocesos, la duplicidad de funciones, el dispendio de recursos, la rotación de personal, la insatisfacción de los colaboradores internos y externos, así como la pérdida de confianza y la proyección negativa de la imagen pública, son algunas de las consecuencias que se derivan de la falta de alineamiento en las empresas e instituciones.
Dentro de este orden de ideas, podría decirse que el alineamiento estratégico evita que los intereses y ambiciones de los mandos medios y directivos tengan más prioridad e impacto que los componentes que conforman el marco estratégico que sirve de referencia y estímulo para que las organizaciones gestionen su presente y futuro, sin el menor riesgo posible. Los líderes que más emplean el alineamiento como un medio para optimizar el desempeño de sus empresas e instituciones, suelen tener más y mejores resultados.