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¿Peligro? “… Carretera en construcción”

Siempre ha llamado a la atención de más de un curioso o intruso, a quien, de todos modos, le atañe la advertencia que suele colocarse en zona en donde se construye algún camino, una carretera, o cualquiera otra edificación material: “Peligro. Carretera en construcción”.

Ese llamado o advertencia fue colocado allí en letras grandes, por alguien que responsabilizado del cuido de la obra y sus riesgos, se vale de tal letrero para tratar de explicar o justificar que no está en el lugar debido, anda cerca, o sencillamente, se hace el chivo loco con sus obligaciones ante el público transeúnte.

Bueno, pues algo parecido está ocurriendo en estos momentos en la República Dominicana de nuestros ancestrales amores, a propósito del llamado período de transición para cambiar a un nuevo gobierno que se instalará el 16 de agosto, dentro de algunos días, el próximo domingo.

Aunque se trata de una ruta de tierra firme, hay trechos largos en construcción. Y en todos aparecen la advertencia no escrita de que hay que andar con cuidado. Algo está en construcción.

Esa es una falsa impresión. Todo el trayecto a recorrer durante la transición está montado en fuertes pilares, en columnas robustas construidas durante larguísimos años, en un proceso que llaman democracia, adoptado por el pueblo dominicano como plataforma idónea para la sobrevivencia.

Hay, sin embargo, seres oblicuos, de mirada obtusa y obnubilada, quienes se encargan, sin que nadie les asigne esa triste tarea, de sembrar temores prefabricados por ellos mismos, a conveniencia propia: hay peligros, hay algo en construcción, ande con cuidado.

¡Falsarios! Todo está bien y estará mejor. Agotemos la breve ruta faltante. ¡Un día, y ya, se van!

Ya pasamos la “curvita de la Paraguay”. Hay nuevos caballos en sus gateras. Briosos y bien cabalgados por jinetes calificados. Un faro de luz potentísima ilumina el puerto que se avista fácil. Lo que parece una carretera en construcción ya se acabó.

¡Felicidades, humildes y esforzados ciudadanos! Ya llegamos. No hay peligro alguno. ¡Pa’ lante!

Construyamos nuestra propia carretera, sin avisos ni advertencias. Eso, sí, en tierra firme.

 

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