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¿Hay duendes electoreros entre nosotros?

Danilo Medina
Danilo Medina

¿Hay duendes pululando en el ambiente electoral vigente en la República Dominicana?

Si no los hay, sí que hay figuras del mundo de la política vernácula interesadas en hacerse pasar por duendes.

Los duendes son figuras traviesas que se imaginan como caballos, vacas, chivos, o cualquier otro animal doméstico. A veces, asoman en figuras de bebés humanoides. Un duende no es un ser gracioso. Es más bien, indeseable.

En reciente fecha, un irrenunciable candidato presidencial, perdedor a todas luces, pero con ínfulas, se atrevió a sentenciar que ganará las elecciones el 19 de mayo, a como dé lugar. A las buenas o a las malas.

Bien sabe ese candidato que la eventual forma de él ganar las elecciones presidenciales sólo puede ser a las buenas. No tiene alternativas.

Ahora, resulta que otro personaje de la política, sin ser candidato y sin opciones para serlo, anda llamando a que, en la fecha de los comicios, sus seguidores, o lo seguidores que siguen a otros que son sus candidatos, vayan a los frentes de los locales de votaciones a picar pleitos con violencia. La idea y acción de su propuesta consiste en que, por una acción de vida o muerte, hay que destrozar cualquier letrero, pancarta, o carpa que sus adversarios instalen, con la idea, según este dirigente, de comprar cédulas y votos de los suyos para impedirles votar, o para que voten en su contra y perjuicio. O sea, como si se tratara de la guerra del fin del mundo.

Danilo Medina, ex presidente de la República Dominicana es el autor de tal mandato a sus gentes.

Insólito. Insoportable iniciativa. Ilegal gestión la que propone. Como si la gendarmería entera del país, ese día, no está obligada a velar por el orden. Con armas y uniformes pertinentes, a toda regla.

Pero, como decimos, en la política nuestra hay quienes quieren parecerse a odiosos y peligrosos duendes que nada tienen de graciosos.

Ojalá esas gentes nos hicieran el favor de guardar las apariencias. Y más que nada, ahorrarse tales necedades que a ellos y a todos pueden costarnos caras.

Para duendes, basta.

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