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lunes, marzo 17, 2025

Presidente Medina habló y pretendió aplacar su propio fuego

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SANTO DOMINGO. El presidente Danilo Medina dijo un nuevo discurso oficial al país, cosa no muy usual en él. Ha estado obligado ante el estacionamiento en territorio nacional de la pandemia del coronavirus.

Habló, y es evidente que lo hizo, más que nada, en interés de aplacar el incendio que en el mundo político electoral generaron sus criterios expuestos ante el Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el día anterior, cuando suplantando a su candidato Gonzalo Castillo, reiteró que ganará las elecciones del 5 de julio, a como dé lugar.

Medina, ya lo hemos dicho, es un caballo a la hora de la pelea. Es un mulo cerrero que no se aparta de su propósito de imponerse a toda costa. Y hay que vencerlo, sabiendo que hará todo lo posible por no dejarse vencer.

Este último discurso fue una perorata de campaña. Pero el gobernante no podía exponerse, por el tono del mensaje, a que se mantuviera el calor del debate en torno a lo que se entendió fue un desafuero al presentarse a escondidas del público, ante su tropa peledeísta para arengarla a cumplir con su meta de imponer al candidato Penco Castillo.

Se ha criticado que los medios de mayor incidencia en la opinión pública hayan pasado por alto una especie de grito derrotista, cuando en los cortes de vídeo y audio de su encuentro con la dirigencia del PLD, clamó que ese grupo debe ganar “por lo menos el control del Senado”.
Está diciendo que ganará las elecciones, expone que en los comicios por el control de los municipios se le hizo trampa, pero, ahora, está dispuesto a transar por el control del Senado.

¿Qué pretenderá Medina cuando expone su conformidad con sólo controlar parte del Congreso Nacional? ¿Estará negociando con otras fuerzas políticas y sociales ese propósito?

La misma tónica

Medina simuló para que su discurso luciera sólo como mensaje oficial al país. Pero la carga de información que contiene el mismo lo evidencia como una continuidad del trabajo que viene realizando con el uso de los fondos públicos para ganarse los votos de los más necesitados.

“Vayamos todos a votar”, dijo, situándose en el conjunto del universo de votantes, cuando exhorta a que “participemos masivamente en las elecciones”. Lo concreto, sin embargo, dentro de los cuatro desafíos que enumeró, y que dijo expuso y enfrenta el país desde que habló el 15 de mayo, resalta que “hemos decidido prorrogar los planes sociales y de ayuda económica aprobados durante el período de emergencia”.

Ya no habrá emergencia por la fuerza de un decreto presidencial. Pero, si, “el programa FASEI y FASE II, que apoya a las empresas, favoreciendo a más de 866 mil empleados; el programa quédate en casa, con más de millón y medio de hogares; el programa para ti, para más de 200 mil trabajadores independientes; los programas de ayuda alimentaria de la Presidencia, con cientos de miles de raciones alimenticias en todo el país”.Todos seguirán llegando hasta el “ultimo día de su mandato” que se supone es el 16 de agosto. Y su deseo es que dure hasta el mes de diciembre, a manos del nuevo gobierno, a quienes dijo le dejará más de cien millones reservados paa que se maneje en la continuidad de la crisis. Habló de que todo ello envolverá por lo menos 150 mil millones de pesos.

El aspecto de la campaña electoral y su fecha de cierre que se aproxima debe ser acogido con responsabilidad por todos los grupos, ahora que se dará apertura total, sin emergencia, pero padeciendo el azote visible de muertes e infecciones a causa del coronavirus. Ese es su deseo manifiesto.

Apagando el fuego

Ese mensaje de Medina tenía que venir. El país no resistiría el fuego que desató el mandatario con sus escandalosos pronunciamientos ante sus partidarios, cuando creía que sólo ellos lo escucharían, y que los mismos no serían aireados con énfasis por todos sus adversarios.

Con los resultados desfavorables de todas las encuestas del país que miden las preferencias y las intenciones del electorado, Medina tenía que pretender colocar un muro de contención a los efectos de su lenguaje desbocado. Tenía que lanzar un chorro de agua fría. Y su mensaje no fue más que eso, pero enmarcando su firme propósito de seguir repartiendo el presupuesto nacional en dádivas clientelistas y electoreras., en apoyo del Penco y del PLD. Se le acabó el tiempo.

El panorama luce oscuro para el PLD, para el Penco y para el mismo Medina. Pero al acabarse el tiempo, el que venga atrás, que arree como pueda. Lo dijo.

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