SANTO DOMINGO.Faltando horas para para que la población acuda a las urnas a depositar el voto con el que se escogerá un nuevo presidente de la República y nuevos legisladores, el proceso luce querer salirse de madre.
La ocurrencia de numerosos excesos de prominentes protagonistas del mismo ha tensado las cuerdas. ¿Hay que esperar lo imprevisible ante el desbordamiento de las acciones? Eso se quiere evitar.
La situación llevó al presidente de la Junta Central Electoral (JCE) a “pedir prudencia al presidente Danilo Medina al hacer campaña a favor del PLD”. Y le señaló que “la ley 15-19 establece que los funcionarios no deben prevalerse de sus cargos para hacer proselitismo”.
El presidente Medina se despojó de la banda presidencial y abandonó su despacho en el Palacio Nacional, para coger calle y promover al Penco Gonzalo (Gonzalo Castillo), de quien ha dicho que será presidente porque él, Medina, hará que gane el cargo.
La advertencia de Castaños Guzmán se magnifica en esta ocasión, dada la prominencia y preeminencia del sujeto a quien va dirigida. Y también, por el contexto y las circunstancias concretas en que la conducta de Medina se está produciendo.
Si debe pedir licencia en el cargo, para como dice la ley que señala el presidente de la JCE, éste advirtió que es un asunto que “toca a la conciencia del gobernante, a su fuero.”
“Los funcionarios públicos que administran recursos no pueden prevalerse de sus cargos para hacer campaña electoral. Entonces, de alguna manera, es como pisar cascarones revueltos en el caso de la figura del presidente de la República que per se, es el gran administrador nacional. Entonces, al momento que da el paso de hacer campaña, también hay que decir que él es un dirigente político también, que él es una persona y también tiene evidentemente sus preferencias políticas”.
Tomada entre estos ribetes, la declaración de Castaños Guzmán luciría “guabinosa”, calificándola en términos populacheros. Pero, lo dijo, tómese como algo incierto, vacilante o indeciso. Lo dijo.
Se ha pretendido tomar la declaración de Castaños Guzmán sólo en lo atinente al uso de recursos financieros con los que anda Medina en sus bolsillos para repartir: 150 mil millones de pesos. Pero está de por medio también, el más importante peligro de la pandemia del coronavirus, ya que las movilizaciones provocadas por Medina, a cara abierta y sin mascarillas ni distanciamiento, ha disparado los contagios y las muertes en el país.
El escozor que tal pronunciamiento produjo de inmediato entre los adeptos de Medina y del PLD, es fácil de medir. “No creo que es justo lo que plantea el presidente de la JCE, porque Medina es el líder de su partido…”; “el presidente tiene derecho a participar, eso no le luce al presidente de la JCE…”. Así se hablaba, de inmediato, en el programa de televisión Hoy Mismo, del canal 9 de televisión.
Prudencia, prudencia
Ya en septiembre de 1919, Castaños Guzmán también reclamó esa prudencia a los funcionarios públicos en campaña proselitista, aunque “no hagan ningún mal en participar en sus debidos descansos y licencias en la campaña”. Y citaba, igual que ahora, la misma ley 1519. “Ya que el funcionario que administra recursos del Estado no debe prevalerse de su cargo, ya que sería un financiamiento ilícito, penado por la ley”.
Aquella vez, todavía en el período de la precampaña, cargó la atención de eventuales casos al Tribunal Superior Electoral para que juzgara las eventuales irregularidades que se produjeran.
En febrero del 2020, también Castaños Guzmán fijó su llamamiento en la conducta necesaria de la Policía Electora para que actuara con prudencia, “ya que las armas deben estar orientadas a la defensa de los ciudadanos”.
La tapa al pomo
Lo que está a la vista de todo el mundo, un presidente Medina desorganizando el tablero electoral, llegándose al borde del abismo, es lo que hace que la JCE diga al gobernante que ya está bueno. Que no se propase más. Que aguante el pulso. Que no tense más la cuerda, porque la puede romper. Podría este presidente Medina descarrilar el tren de las aspiraciones nacionales en su ruta a quitar al gobernante de en medio. Es lo que se le está diciendo a Medina en buen tono de advertencia.
La JCE ha soportado que Medina violara el pudor de la institución durante largo tiempo, hasta llegar al punto de la acusación velada expuesta en Nizao de que se le hizo fraude para despojar al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) de 130 mil votos, afectando a candidatos electos en el entorno de esa y otras poblaciones, durante los comicios municipales.
Danilo protagonizó un lío en las primarias partidarias tan grande que empujó al presidente del PLD, Leonel Fernández, a salir desaforado de la organización.
Medina pulsó a las fuerzas del orden y sus departamentos de inteligencia, llevándolos al interior de la JCE, obligando a que se suspendiera un proceso electoral que había sido conducido con cuidado y sigilo. Medina, abusando de un proceso de emergencia a causa del paso de la pandemia coronavirus violentó todas las normas electorales buscando un propósito personal de ganar unos comicios en los que le está prohibido constitucionalmente ser candidato.
Danilo Medina ha sido obtuso e injusto con la población que lo ha puesto dos veces en la presidencia, y que lo ha observado de cerca sin poder hacer nada para impedir lo que se ha creído inconductas del gobernante.
Parecería que la JCE se las está cobrando al presidente Medina, sin hacer nada del otro mundo. No ha emitido una resolución sometiéndolo al orden, no ha publicado un análisis judicial para desnudar el accionar del gobernante. Ha sido una suave y familiar advertencia hecha ante un micrófono periodístico, cuando Medina se empeña en mantener a todo un país, irritado en su impotencia para contenerlo.
