Cuando este 14 de mayo próximo se reúnan en el Palacio Nacional para discutir el tema haitiano y sus repercusiones en la realidad dominicana, los cuatro hombres que en este cuarto del siglo han ocupado la Presidencia en el país, tal vez Leonel Fermandez -uno de los convocados y de quien el convocante Luis Abinader le reconoce “su visión estratégica” recuerde su lectura de “El retrato de Dorian Gray” del genial Oscar Wilde, que ojalá tenga tiempo de explicar la moraleja de la novela, y como en sus mejores tiempos de profesor, contextualizarla a los contertulios.
Tomado del “ tio Google”, tal como lo bautizara mi fuente recurrente La Morena Salazar, “El retrato de Dorian Gray sigue siendo relevante en la actualidad”, y cuenta la paradoja de una imagen que cambia en la medida que el retratado protagoniza acciones que pareciera lo mantienen siempre nítido, imperturbable, en la que la apariencia es lo determinante, obviando todo empeño por asumir la responsabilidad resultante del compromiso más allá de lo coyuntural, tal como demanda el tema haitiano.
Por el tratamiento que le asigna el presidente a la reunión “de alto nivel” y el alcance propuesto, “ con el objetivo de construir un consenso político frente a la crisis sin precedentes que atraviesa Haití” , ese encuentro tiene que ser un “ parteaguas” en el manejo que del tema han hecho los que dirigen el Estado, cuando les correspondió, en particular el presidente Abinader que enfrenta la más agravada situación, tanto por la realidad en Haití como por la operatividad del mismo en este ahora, cuando se ha desbordado a niveles que hacen temer consecuencias peligrosas.
Es que por el irresponsable, insensible y prejuiciado abordaje que han permitido las autoridades, hoy la presencia de haitianos/as en el país divide más que nunca a la sociedad dominicana, en la que una mayoría agitada por la xenofobia está imponiéndose a través de una persecución en la que la agresión y ataques son comunes, amparados en la pasividad de autoridades que, en cambio, son intolerantes ante expresiones culturales como el Ga Ga y todo que entienden es “haitiano”, y ni se immutan si tienen que desconocer derechos y prácticas solidarias, tal como con las parturientas en los hospitales y la destrucción de Matamosquitos.
Estas dos últimas actuaciones contra mujeres indefensas que necesitan atención médica en un momento de trance como es parir, y el desborde de maldad – esquizofrénica? – en la destrucción del asentamiento de “Gazamosquitos”, nunca sufrido hasta ahora, deben ser de las notas de agenda de esa reunión, tomando en cuenta su crueldad pero también su ineficiencia, porque de esas parturientas haitianas perseguidas en los hospitales, muchas residen en el país con la “ legalidad “ que les han permitido las circunstancias, y en el guetto destruido vivían dominicanos y dominicanas.
En el párrafo anterior entrecomille “ legalidad” porque han sido las autoridades, entre ellas los cuatros a reunirse el miércoles 14, responsables de que la migración haitiana hoy sea el problema que es, pues, con la tardía excepción de Hipólito Mejía, con la ley de migración 285-04 , la que Leonel ignoró por más de siete años, la pretendida reparación, que con la empantanada ley 169-14, Danilo Medina quiso hacer a la abusiva, fatal y perversa sentencia 168-13 que despojó a miles de haitianos del estatus legal que tenían, y Luis Abinader, quien pese a su afanar ante organismos internacionales y medidas internas, parece ni siquiera estar enterados de la necesidad que tienen haitianos/as de un documento que les permita sobrevivir en República Dominicana.
La reciente petición de productores de bananos para que les permitan regularizar la permanencia de trabajadores en esas fincas para evitar pérdidas económica s cuantiosas en la exportación del producto desnuda la hipocresía de la sociedad Dominicana frente a la migración haitiana, esa que, franco como es, Hipólito Mejía plantea es necesaria y sugiere afrontar desde la realidad, como un conocedor del aparato productivo – que le reconoce el Presidente-, una que perfila en un documento el PLD, con elementos definidos a tomar en cuenta para saber cómo enfrentar el problema, del que se desconoce casi todo porque ni siquiera un número aproximado se tiene de cuánto es esa población en el país.
La expectativa de esa reunión es que ni Hipólito Mejía ni Danilo Medina pueden participar en la tómbola electoral, Abinader es poco probable que lo haga, y porque anda detrás de su legado histórico desde la Presidencia de la República, y partiendo de eso , sólo a Leonel se le pudiera atribuir un supuesto interés en que se mantenga la manipulación del tema haitiano por politiquería y se le enrostra acusaciones a quien lo entiende como un elemento del desarrollo, de la solidaridad, desde la decencia,
