Estamos en tiempos de reformas, y, parece que son muchas las reformas
requeridas con urgencia.
Las reformas las están proponiendo por paquetes. Porque, si son tantas.
Pero lo que parece más inteligente es no perderse en lo claro. Porque lo mejor
será ir por partes.
La reforma de la Policía Nacional ¿por dónde anda eso?
La reforma carcelaria ¿por dónde anda eso?
Es ya una rutina ver a la Policía perseguir a delincuentes a tiros limpios. Y así los
matan.
En las cárceles se está viendo que no puede haber reforma policial si esa reforma
no se lleva en paralelo con la reforma carcelaria.
Tenemos que comprender que las cárceles no pueden ser almacenes
indiscriminados para a cuidar por tropas o agentes policiales, así, no más.
Porque de continuar de esa manera, además de los delincuentes comunes
terminar siendo acribillados, vilmente asesinados por ineptos policías, podríamos estar
entrando en tiempo real, en que los delincuentes encarcelados van a matar a nuestros
policías, dentro de las cárceles, y de manera tan vil como hacen los policías con los
delincuentes en las calles.
El asunto no es tan fácil de resolver.
Tal vez, sería conveniente reformar la policía y también las cárceles.
De lo contrario terminaremos enredados en paquetes de reformas sin que se
concluya con las reformas ya encaminadas.
Todo se haga, a sabiendas de que no podremos traer a los agentes policiales que
necesitamos desde algún planeta de la órbita solar. Eso no será posible, mientras
tengamos el material para una mejor policía, en las mismas casas de donde salen los
delincuentes, los ranchos de los campos y de los callejones.
En eso no hay ninguna confusión, aunque lo parezca. Y entendámonos pronto.
Antes de que nuestros mejores policías sean tiroteados y asesinados en las cárceles, como
parece ya empezó a ocurrir.
Por Dios, ¿dónde están las reformas de la Policía, y de las cárceles?
Tiempos de reformas
