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viernes, mayo 23, 2025

Satisfechos. Lo hicimos, y muy bien

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La satisfacción del deber cumplido es como jugar con la tranquilidad, con la alegría, con el equilibrio y el bienestar.

Todos esos sentimientos se alojan en el alma, en el pensamiento, en todo el organismo de quienes han hecho algo y están convencidos de que lo hicieron bien.

Es como una esencia cara lo que sacude al individuo que cumplió con su deber. Toda alma grande lo transpira y se regusta.

Se le veía en el rostro, en la mirada, en el tongoneo seguro de los pasos hacia adelante. No lo habían hecho por paga económica, pero su semblante decía que se sentían bien pagos.

Acudir para decir sí, cuando al mismo tiempo se decide decir no, hace que la piel se le engranuje al dueño de la acción, si lo hace reflexivamente.

Si lo hizo en silencio, sólo, luego de haber querido, el alma se desliza en un mar sereno. Es el sentimiento de lo realizado en libertad.

Todo eso, y algo más, es lo que llaman la satisfacción del deber cumplido.

Los dominicanos hemos aprendido y no de manera fácil, a conocer, a saborearlo: lo hicimos y nos sentimos super bien, por haberlo hecho.

Votamos para darnos un nuevo presidente, un nuevo gobierno. Cada quien que lo hizo, sabe lo que se siente cuando se hace algo por amor por uno mismo y por los otros. Al votar, cumplimos.

Lo hicimos, y muy bien. Eso es la satisfacción del deber cumplido.

Ahora, tenemos derecho a exigir lo mejor. Para que se nos complete esa gran satisfacción.

 

 

 

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