Lo ocurrido en la discoteca Jetset, ese suceso doloroso para nuestra comunidad que ha llamado a la atención y conmiseración del mundo y sus sentimientos humanos, debe hacer que la sociedad dominicana y sus líderes, nos sumerjamos en una profunda reflexión reivindicadora.
Es evidente que lo ocurrido en el garaje de la muerte que llamaban “discoteca Jetset” es algo muy grande.
No hay que empezar a buscar culpables, aunque siempre los habrá.
Pero queda a la luz que los protagonistas de esa lamentable circunstancia que ha costado la vida a decenas de personas, no son precisamente, los muertos.
La sociedad dominicana está viviendo una suerte de descalabro. La desorganización y la despreocupación por lo comunitario se ha adueñado del ambiente.
Muchos descabezados, sin formación para pensar así, porque para eso no se necesita formación, sino rutina, suelen conformarse con recostarse mientras saborean su cervecita y resumen que “los dominicanos somos así”.
No. Los dominicanos no somos así. Cuando actuamos con desatención de lo importante, es porque estamos siendo conducidos a que seamos as. Y eso, será con algún fin. Pero, ya esa es otra historia.
Los medios de comunicación y los periodistas más conscientes de su oficio, los que saben que tienen a su favor la ley, para hurgar y publicar, en favor de la población, una garantía para no tener que revelar sus fuentes.
¿Por qué no tomarse su tiempo y asido de la garantía constitucional y legal de no tener que rebelar la fuente, establecer la verdad de los hechos?
Eso que ha pasado en la capital dominicana no es un chiste. No es algo sencillo a consumir como cuando se fuma un túbano o cualquier otra cosa.
Reflexiones. Encomendémonos a Dios como pueblo esencialmente creyente. Seamos solidarios y humanos con los dolientes motivados en el hecho.
Pidamos la paz y la tranquilidad para todos.
Dios, el Señor que todo lo ve y todo lo puede, esté con nosotros.