El cubano Vicentico Valdés fue dueño de un estilo único, propio, una forma distinta de interpretar el bolero con sentimiento. Aunque cantó guarachas y guaguancós en la afamada Sonora Matancera se hizo popular interpretando esos boleros icónicos que nunca pasan de moda.
Vicentico, nacido en La Habana, Cuba, el 10 de marzo de 1921, provenía de una familia de artistas, pues era hermano menor del también cantante Alfredo Valdés. Ambos hermanos formaron parte del Septeto Nacional, dirigido por Ignacio Piñeiro. Vicentico también estuvo en la orquesta Cosmopolita, bajo la dirección del famoso Antonio María Romeu.

En la Sonora Matancera, Vicentico Valdés destacó con la canción “Los aretes que le faltan a la luna”, un tema original de José Dolores Quiñonez, que, además, forma parte del repertorio de artistas como José Feliciano, Danny Rivera, Barbarito Diez, la Sonora Santanera, Danny Frank, entre otros.
Produjo el álbum “Así canta el corazón”, acompañado de su propia orquesta y entre los que incluyó boleros, guarachas y cumbias.

Con la famosa orquesta de Ernesto Antonio Puente, el percusionista estadounidense de origen puertorriqueño, conocido como Tito Puente, grabó “Nueva vida”.
Vicentico Valdés, dueño de una amplia discografía, tuvo una maravillosa participación con la orquesta de Bobby Valentín, que es una de las que más disfruto, donde hace un mosaico de sus mejores boleros.
Los boleros icónicos del repertorio de Valdés son: “Plazos traicioneros”, “La gloria eres tú”, “Me faltaba tú”, “No vendrás”, “Aquel amor” (que me encanta) y “Envidia”, entre otros.
Finalmente, porque es un tributo al significado y valor del bolero como género musical de amplio arraigo, me quedo con una de las últimas canciones que descubrí en voz de Valdés.
Me refiero a “Conversación en tiempo de boleros”, que, aunque ha sido interpretado por otros artistas, nadie como él, que le impregna ese sentido, ese sentimiento, nos hace partícipes de la historia que encierra y, sobre todo a mí, nos hace valorar al bolero como compañero inseparable en los momentos importantes de nuestras vidas.
Excelente título para describir una amena charla entre amantes, quizás en un encuentro después de estar distanciados, recién conocidos o esos que renuevan sus votos frente a una copa de vino, donde se cuentan sus añejas confidencias.
Pero resulta que no. En las letras de la canción el amante se ve obligado a tener una conversación en tiempo de boleros, “porque contigo no se puede hablar”. Se trata de una mujer huraña, disgustada, amargada, sabrá Dios porqué.
Al escuchar “Conversación en tiempo de boleros”, en voz de Vicentico Valdés, no tenemos más remedio que convencernos de que el bolero “sirve hasta para remedio”. Remedio para el alma, los sentidos y hasta para alejar el fantasma de la muerte.
“Conversación en tiempo de bolero
La única forma de poder llegar
A decirte lo mucho que te anhelo
Y que, sin ti, jamás podría estar
Que te pasa mujer, estás enferma
Que extraño secreto, te hacer enmudecer
Si cuando te beso, con conmigo no te estremeces”.
“Conversación en tiempo de boleros”, la canción compuesta por el también cubano René Touzet, cantada con el estilo único de Vicentico Valdés, acompañado de la magistral orquesta de Bobby Valentín, mi sugerencia para estos días de asueto de la Semana Santa.
Vicentico Valdés falleció en Nueva York, el 26 de junio de 1995 a causa de un ataque cardíaco, pero no dejó esta maravillosa “Conversación en tiempo de bolero” para escucharla trago en mano.