SANTO DOMINGO. – El secretario general de la Conferencia del Episcopado Dominicano reveló que los ejecutivos de la empresa minera Barrick Gold invitaron a los obispos a sus instalaciones para que conocieran sus operaciones, pero ellos se negaron para que no se entienda que su presencia allí era una especie de patente de corso o un aval a lo que ellos están haciendo en la provincia Sánchez Ramírez.
Monseñor Faustino Burgos Brisman preguntó qué le cuesta a una empresa tan grande como la Barrick satisfacer las demandas de los campesinos de las zonas de influencia de sus trabajos.
El prelado, quien es obispo de la Diócesis de Baní, San Cristóbal y San José de Ocoa, aseguró que dicha transnacional lo único que quiere es sacar y tener para ellos.
Entrevistado por Héctor Herrera Cabral en el programa D´AGENDA, que cada domingo se difunde por Telesistema canal 11 y TV Quisqueya para los Estados Unidos, el purpurado católico dijo que la iglesia católica sabe perfectamente, por medio de expertos de las universidades Autónoma de Santo Domingo y Católica Madre y Maestra, quienes le han dicho que si dicha empresa realiza los trabajos que pretende ejecutar, causará un daño enorme al ecosistema.
Agregó que, como consecuencia de eso, las lluvias, siembras y cosechas de la zona resultarán afectadas, y por eso han lanzado su voz de alerta.
¿Qué le cuesta a una empresa tan grande como Barrick Gold satisfacer la demanda de los campesinos? «Pero desafortunadamente lo que quieren es sacar, sacar y tener todos para ellos. A nosotros, la vocera de esa minera se nos ofreció que fuéramos a ver todo aquello, hace par de años de eso, y no fuimos, porque entendíamos que el que fuéramos los obispos y no vinieran a buscar para enseñarnos era como darle una patente de corso o una legitimación de todo aquello”, insistió el líder religioso.
Faustino Burgos agregó que los sacerdotes de la zona “están a pie de cañón, y siempre alertas para defender los recursos naturales”.
Un duro golpe caso discoteca Jet Set
La tragedia ocurrida la madrugada del martes en la discoteca Jet Set, donde más de 225 personas perdieron la vida y más de un centenar resultaron heridas, es un golpe muy duro para la familia dominicana, lo que ha consternado a todo el país, lamentó el secretario general de la Conferencia del Episcopado Dominicano.
“Todos estamos consternados, realmente ha sido un golpe muy duro, y siempre que una vida se pierde de una manera violenta, a nivel humano es una pérdida, una tragedia que no debió ocurrir. Dios es el autor de la vida, y él sabe a la hora que nos llama a su regazo, y esto que ha acontecido en este centro de diversión y esparcimiento, a todos nos conduele”.
Burgos Brisman dijo que desde la Conferencia del Episcopado Dominicano reiteran las condolencias y solidaridad con los familiares de las víctimas, y pide al todo poderoso para que acoja en su regazo santo las almas de quienes perecieron en la tragedia.
“Por lo tanto, también decirles a los familiares que la muerte no tiene la última palabra: Cristo resucitó, el inmaculado, sin pecados, el hijo de Dios, el que vino no a condenar, sino a salvar, murió como un malhechor en la cruz, y esa muerte nos redime a todos”, predicó el obispo de la Diócesis de Baní.
El religioso recordó que el mismo Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; el que
Defender la patria sin llegar a ser extremista
Burgos Brisman, quien es secretario general de la Conferencia del Episcopado Dominicano, aclaró que se puede amar y defender a la patria, sin la necesidad de llegar al extremismo.
El obispo de la Diócesis de Baní se expresó en esos términos cuando fue cuestionado en torno a las protestas de grupos dominicanos por la masiva presencia de haitianos, la mayoría de ellos indocumentados, lo que provocó que el presidente Luis Abinader dispusiera un conjunto de medidas para contrarrestar esa situación.
El religioso recordó que el inmigrante viene con valores, destrezas y talentos, pero reconoció que hay otros que traen antivalores, por lo tanto, es deber de las autoridades hacer que los extranjeros que vienen al país, se acojan a las normativas vigentes.
“Entonces, nosotros como nación tenemos que mirar esos detalles, al que viene se le debe propiciar lo que nosotros tenemos, lo que queremos, dónde queremos ir, cuál es el proyecto de nación que nosotros tenemos, no es dejar que vengan y hagan lo que les parezca, llámese de la nacionalidad que fuere”, precisó el religioso.
Burgos Brisman dice que, quizás, ese aspecto se ha descuidado con respecto a la inmigración haitiana, “y la iglesia lo que propone es que las leyes se apliquen, sabiendo que toda ley, si es justa, respeta la dignidad humana. A veces, por razones históricas que se han vinculado las dos naciones, se crea, en ciertos momentos y condicionamientos políticos, un exacerbado nacionalismo, que en ocasiones se vuelve irracional”.
“La iglesia lo que dice es, vamos a lo esencial, y a separar todo lo que es el polvo, la paja, porque como dice el Papa Francisco, esas personas lo que necesitan es ser acogida, integrada, promovida, desarrollada, para que pueda seguir hacia delante, y que colaboren con el desarrollo de nuestro pueblo”, argumentó.
Insistió en que “esos grupos que son tan radicales en su nacionalismo, no, eso no entra dentro de la iglesia, porque usted debe tenerle amor a la patria, pero también a ese que viene, dígale lo que tiene que hacer, para que no dañe nuestra patria, sino para que la promueva. Aquí hemos tenido muchos europeos que han venido y han hecho desmanes. ¿Cuántas personas de esas en la Ciudad Colonial, en tiempos pasados, y espero que no estén ahora, han puesto sitios de prostitución de menores? Conocidos, basta mirar la prensa”.