Ludi Floreales, juegos florales o floralia, o concursos de poesía con premios florales. Tal vez, hoy, con llamados a la tecnología. Dedicados a la diosa Flora.
Aquellos certámenes literarios, en los que claustros religiosos, todavía se premian obras literarias en prosa y en verso. Ludi Florae, los juegos (ludi) de Flora.
“La ironía es una figura literaria mediante la que se expresa algo muy distinto o incluso lo contrario de lo que se dice o escribe. A veces, el malentendido se produce sin querer”, a copiar de cualquier página, o tókiti en la internet.
Un día, algún día, quiera Dios, habrá tiempo, talento y buena voluntad para entrenar a nuestros muchachos en las artes del buen decir, de manera oral, pero sobre todo de manera escrita. Y celebraremos concursos de bellezas para escoger no a mujeres con cuerpazos, pero enanas de cerebro.
Los muchachos y muchachas no serán bellas y bellos por lucir aretitos de fantasías en sus narices y ombligos, sino que, con sus chembas de genuinos seres criollos, irán exhibiendo páginas manuscritas sin faltas de ortografía, o con rimas pareadas, aunque sea como aprendices. Y aprenderán lo que es la sintaxis, aunque sea machacada.
Los muchachos y muchachas de las escuelas elementales, en campos y ciudades, serán entrenados para que escriban poesía, y ejerciten el lenguaje figurado, aunque sea para que puedan hacer uso de la ironía y de la burla escondida en su aprendizaje del buen decir.
Serán los tiempos, quiera Dios, en los que cuando de ahorros de la economía pública se trate, los gestores y gestoras aprenderán a escarbar en otros lados, más que en las finanzas públicas puestas en sus manos, para comprar pintalabios color carmín y tintes para oxigenarse el pelo con el que puedan ocultar la veteranía con que les arropan los años, más que sus mañas, los pliegues derivados de la edad que no perdona.
Habrá tiempo para los ¿juegos florales? con que los mozos y mocitos de pueblitos y barrios puedan mostrar si aprendieron algo del dominio de su hermosa lengua materna. Habrá concursos para los que escriban con menos faltas de ortografía, para que ganen premios, ellos y los maestros que los induzcan.
Serán los tiempos en que las famosas ferias de los libros serán sepultadas, como forma de decirle al mundo que en los países donde nadie lee, porque nadie financia libros a los pocos escritores y poetas, ya que no encontrarían a quien venderlos. Y nadie escribiría y publicaría libros, para un país con precarias escuelas sin bibliotecas y mucho menos con libros traídos de otros mundos. Con el costo de los viajes y estadía de los escritores incluido.
Que la diosa Flora iría a otros lugares con sus ferias. Y, tal vez, encuentre gentes que al salami lo llamen jamón, en una trama de confusión. Porque si feria del libro es cultura, en cualquier lugar al salami con tostones, le llamarían jamón de lomo, o tal vez, jamoneta.